El presidente de la CHA, César Ciglutti, presentó la denuncia que recayó en el Juzgado Federal 10 a cargo de Juan José Galeano, junto a Edgardo Suntheim y Pedro Paradiso Sottile. Todos se presentaron como “personas católicas directamente ofendidas” por los dichos del arzobispo, que fueron grabados por un periódico local.
Los denunciantes, representados por Alberto Bovino y Pablo Slominsqui, remarcaron que aunque la ley no prevé la orientación sexual como variable para considerar punible un hecho de discriminación, sí hay una discriminación de tipo religioso.
Dicen que en esa misa el arzobispo “no cuestionó en ningún momento las prácticas sexuales” de los homosexuales sino “la oposición a una ley divina”, al considerarlos “detractores de Dios”.
Los denunciantes sostienen que “la discriminación por razones religiosas reguladas por la Ley 23.592 no requiere que la persona discriminada pertenezca a una religión determinada” sino que el comete el delito de discriminar “justifique o promocione la discriminación en cualquiera de sus formas”.
En el servicio religioso cuestionado, el arzobispo aseguró que “en el Antiguo Testamento no dice que el hombre se une al hombre, la mujer se une a la mujer y hacen los dos una sola carne" y aseguró que los homosexuales “son detractores enemigos de Dios, insolentes, arrogantes, vanidosos, hábiles para el mal, rebeldes con sus padres, insensatos, desleales, insensibles y despiadados”.
Después, remató: “a pesar de que conocen el decreto de Dios que declara dignos de muerte a los que hagan estas cosas, no sólo las practican, sino también que aprueban a los que las hacen”.
“Es la supuesta oposición de las personas homosexuales a las enseñanzas de Dios lo que, para el imputado, define a éstas personas”, remarcaron en la presentación que, según fuentes judiciales, podría ser derivada a la justicia federal de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires.