En el expediente de la llamada “mega-causa” por los crímenes en la ESMA, se dio por probado que Reboratti fue secuestrada en 1976 en su casa de la localidad bonaerense de Martínez y luego fue trasladada a la ESMA donde fue sometida a sesiones de “picana”.
En el caso de Bejerman se comprobó que fue secuestrado en la casa de familiares en el barrio de Constitución y de allí a la ESMA, donde permaneció “encapuchado, engrillado y esposado” por largo tiempo.
Los camaristas Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Luraschi concluyeron que “los testimonios son suficientes por su coherencia y concordancia con otros elementos de prueba para crear el grado de certeza” suficiente para confirmar el procesamiento de Montes, responsable directo de la ESMA.
Recordaron que el jefe militar fue comandante de la fuerza de Tareas 3 desde el 20 de enero de 1976 hasta el 30 de mayo de 1977 y dirigió también el subgrupo 33 que llevaba a cabo procedimiento ilegales.
Los camaristas explicaron que Montes “por su ubicación en la cadena de mandos de la Armada implementó la ejecución de órdenes ilegales y estuvo en condiciones de revisarlas, al tiempo que tenía el dominio de los hechos por intermedio de personas que se encontraban bajo su órbita de mando, es decir que quiso estos hechos como propios”, estimaron los jueces.
Montes cumple además prisión preventiva por su responsabilidad en otros 34 casos de violaciones a los derechos humanos cometidos en la ESMA.