DUELO PATAGONICO. Todo parecía indicar que Neuquen iba a ser premiada con la instalación de una Sede Regional de la Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura y decimos que parecía porque de buenas a primeras la provincia capicúa se quedó sin nada. Es que el Consejo de la Magistratura, además de administrar los recursos del Poder Judicial, de tomar examen para seleccionar a los nuevos jueces y zarandear a los díscolos; es un órgano político. El proyecto original era que la sede funcionará en Neuquen, pero de pronto hubo un cambio de planes y de la mano del influyente senador y consejero Pichetto, la sede nominada pasó a ser General Roca, provincia de Río Negro. Para los que entienden detrás de esto hay más que una puja de pago chico (el legislador es de Río Negro y quería darse el gusto). No es un secreto para nadie que la provincia de Neuquen, con su presidenciable gobernador Jorge Sobisch, trata de hacerse un lugarcito en la agenda de la política grande. Por eso desde el gobierno nacional uno de los primeros que salió a señalar ese juego a contrapierna que a veces rinde buenos resultados, fue el mismísimo mandamás de la Inspección General de Justicia, Ricardo Nissen, cuando veladamente señaló a los funcionarios neuquinos como los impulsores de un proyecto que permita la libre inscripción de sociedades anónimas con mínimos requisitos para contrarrestar los aumentos de controles inflexibles se que está propiciando desde el Gobierno Nacional. Pichetto, líder de la bancada oficialista en el Senado, no podía regalar espacio a quien está tratando de venderse como paladín “pro empresario” de la seguridad jurídica. Así de una misma jugada defendía la estrategia política del gobierno K y se llevaba a su pago la escuelita de jueces. Cuando la puja entre Río Negro y Neuquen, no es solamente entre la nieve de Catedral y Chapelco, la justicia tiene mucho que ver. En todas esta historia los demás consejeros no quisieron ser mero actores de reparto y se trenzaron Beinusz Szmukler y Lelia Chaya y Pereira Duarte con el mismísimo Pichetto tratando de encontrar otros por qués a una decisión que ya estaba cocinada por el bloque del PJ en el Consejo.
NIÑA BONITA. La ahora quinceañera fundación Poder Ciudadano, con los festejos de ocasión -asistieron políticos, diplomáticos, funcionarios y periodistas, trató de reavivar nuevamente en la opinión pública la llama de la defensa de la transparencia, la lucha contra la corrupción y la fiscalización y control de las instituciones. Fundada en 1989 por Luis Moreno Ocampo, Manuel Mora y Araujo, Marta Oyhanarte, Mona Moncalvillo, Teresa Anchorena, y Víctor García Laredo nació al calor de la consolidación de la democracia luego de los sofocones del gobierno de Alfonsín, donde la pulseada con los militares estaba a la orden del día. Con una muy buena imagen pública labrada en quince años de presencia mediática, solamente los atentos y los entendidos empezaron a notar que en su afán por mostrarse como celosos custodios de la transparencia y lo políticamente correcto pintaron con brocha demasiado gorda algunos temas y metieron la pata más de una vez. Esto les valió un duro enfrentamiento en el seno del Consejo de la Magistratura cuando trataron de aguijonear a los consejeros diciendo que había cierta complacencia política con los jueces que debían acusar. Más allá del error de tratar de erigir al Consejo de la Magistratura como un patíbulo automático, lo cierto es que este nuevo organismo ha promovido más juicios políticos en su corta vida que todos los que se hicieron mediante el sistema anterior. La otra patinada fue la que le sirvieron en bandeja al diputado y consejero Jorge Casanovas quien padeciendo los bifes mediáticos por haber pertenecido a las huestes ruckaufistas, sacó pecho y adhesión del pleno del cuerpo cuando equivocadamente en este caso Poder Ciudadano lo denunció por xenófobo. Sobre la endeble base de un artículo periodístico y sin tomarse el trabajo de recurrir a la lectura de la versión taquigráfica, se le fueron encima como moscas a la miel. Estos pequeños yerros y falta de rigor pasan desapercibidos para el gran público pero opacan y restan fuerza a la labor de la entidad que ha tomado a la justicia como pivote de su accionar. Ya son varios los periodistas que toman con pinzas los comunicados y gacetillas de Poder Ciudadano porque más de una vez los han hecho meter la pata y hasta comerse algunas cartas documento. De todos modos el balance, a 15 años de ardua labor, siempre es positivo, sobre todo cuando de transparencia se trata.