Inmediatamente el juez, que efectuaba su descargo por la actuación en la instrucción de la Causa AMIA, solicitó pasar un cuarto intermedio hasta poder constatar esa versión periodística y aclaró que de confirmarse tales hechos no volvería para continuar con su exposición.
Luego de algunos llamados se pudo confirmar que no se había realizado ningún allanamiento ni en su domicilio ni en su juzgado, pero nada podía disimular el disgusto y la bronca del juez, que en voz baja despotricó contra el canal que dio esas versiones. A pesar del inusual hecho, Galeano cumplió con la normalidad su quinto día de descargo en el cual volvió a criticar al Tribunal Oral Federal Número 3 y a Juan José Ribelli.
Sobre el TOF, el magistrado aseveró que sus integrantes buscaron demonizar todo lo actuado por él en la instrucción, porque "no tuvieron el valor de hacer lo que se debía". En ese sentido, manifestó que espera que la Cámara de Casación al momento de analizar el fallo del tribunal ponga las cosas en su lugar.
Asimismo, apuntó que si se lo acusa de haber tenido a los supuestos integrantes de la conexión local presos por mucho tiempo, aseveró que el TOF, aún teniendo decidido anular todo desde el primer momento, los tuvo recluidos por mucho más.
Sobre Juan José Ribelli, Galeano apuntó que fue uno de los ejemplos de lo que paso en los 90, a raíz de que contaba con un poder adquisitivo muy difícil de alcanzar con su salario como miembro de la Policía Bonaerense. Para el juez la situación del ex comisario "fue el reflejo de la impunidad que se vivió durante toda la década pasada, ya que comentó que éste tenía grandes sumas de dinero".
En esa línea recordó, que días después de la entrega de la camioneta éste recibió unos 2.500.000 dólares, que indicó como una herencia que le dejó su padre, un ex empleado del ferrocarril.
Por otra parte, reconoció que habitualmente filmaba o grababa las declaraciones con el fin de poder analizarlas en profundidad y que las mismas estaban guardadas en un mueble con llave, ante la falta de una caja fuerte en su juzgado. Aseguró que ordenó la destrucción de los videos cuando en el juzgado se dieron cuenta de que le habían robado una de las cintas, en la cual el magistrado estaba hablando con Carlos Telleldín.