La sentencia afirmó que “la actuación imprudente de la empresa, por omisión de las medidas básicas de seguridad, está en relación directa con la enfermedad mortal”.
La muerte de Balbino Díaz Menéndez, de 53 años, se produjo en el mes octubre de 2003. Menéndez trabaja en la reparación de las tuberías de Gijón que están fabricadas con cemento y amianto. Por esa exposición al amianto, sin las condiciones de seguridad necesarias para el trabajo, Menéndez contrajo cáncer de pulmón.
La sentencia judicial narró que “por toda protección los trabajadores utilizaban una mascarilla de las de uso ordinario frente al polvo y un pañuelo; no hay rastro de control médico del trabajador” y agregó que “todo indica que hasta el año 2001 la empresa actuó a espaldas de la normativa existente” ya que desde 1982 existía legislación que reglamentaba las condiciones de trabajo de esta actividad.
Exponiendo todas las irregularidades encontradas el juez afirmó que “la empresa encomendó al trabajador tareas que suponían para él una frecuente exposición a la fibra de amianto, que lo hacía sin dotarle de medios de protección para el mismo trabajador y de limpieza del puesto de trabajo, que ni siquiera le informaba de la situación de riesgo laboral que vivía, que no evaluó la situación ni efectuó control alguno, que no facilitó reconocimiento médico oportuno y que finalmente la enfermedad dejó aparecer la sintomatología y sesgó la vida del trabajador”.