Es la palabra que el irónico humor ciudadano le asigna a los retornos en negocios incompatibles con la función pública, o sea la vulgar coima, en la que el funcionario o político que participa en un negocio -generalmente se trata de un negociado a costilla del Estado, o sea de todos los contribuyentes- recibe un 10 % de la operación. Ejemplos en nuestro país sobran para llenar libros aunque siempre queda lugar para el asombro. Eso es lo que estaría ocurriendo con una controvertida y peculiar emisión de bonos por u$s 40 millones que habría hecho la Provincia de Río Negro. El potencial es porque el mismo gobernador radical Pablo Verani denunció que le habían falsificado la firma y porque, ahora, -como anticipó este diario- el senador de esa provincia, Horacio Massacesi -del mismo partido que Verani pero enfrentado al gobernador- estudia denunciar a la Caja Nacional de Valores y al Banco Exprinter que cobró por colocar esos bonos en el reconocido y prestigioso sistema de transferencias Euroclear. Pero las sorpresas no terminan allí, sino que acaba de aparecer un fax que se le atribuye al intermediario financiero Norberto Fano que ayudó a vender esos bonos al exterior, donde se explica que "unos pocos vivos" habrían cobrado 4 millones -10 % o diego- de la venta de las láminas por u$s 40 millones. Penoso.
hugo morales / dju
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