21 de Noviembre de 2024
Edición 7096 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 22/11/2024

In Voce

 
LAS DIAGONALES EN MASSA. La Corte poco a poco se ha estado volviendo más sana. Como aquellos gordos que empiezan a hacer dieta, los jueces están aprendiendo que hay cosas que les gustaría hacer pero que por el bien de la nueva imagen no se puede. A pesar de las privaciones, el resultado es puro disfrute. No hay nada como sentirse bien con uno mismo a pesar de los sacrificios. Con un equilibrio ciertamente envidiable, la nueva Corte dio a luz el fallo Massa. Había que mantener la paz social, seguir respetando el derecho de propiedad, no dejar que colapsaran los tribunales con nuevos y masivos litigios, pero también había que acompasar en un fallo las ideas de los 7 ministros. La Corte logró todo eso compatibilizando agua y aceite en forma melodiosa. Sin embargo, en todo espacio de poder, existen los fundamentalistas. Los más papistas que el Papa que desentonan y se animan a un Bon o Bon pecador en plena dieta. Lo que cuenta esta columna es un mero episodio de color. Un leve detalle llamado a quedar en la privacidad de la cocina de Talcahuano 550 y que sale a la luz por tener como involuntario protagonista a un integrante de la redacción de Diario Judicial.com. Días atrás en lo que para algunos fue un fallo temerario y para otros una sana reacción posible, la Cámara Federal de La Plata decidió salir a cuestionar el fallo Massa. Como todos sabemos, la Corte como cabeza de la pirámide judicial, tiene la última palabra de todos los temas. Los tribunales inferiores –semánticamente suena peyorativo, pero es la pura verdad, están escalones abajo– pueden cacarear y tienen la absoluta libertad para ello, aunque si los asuntos trepan hasta la Corte, será ésta quien tenga la última palabra. A nadie debe desvelarlo algún fallo más o menos díscolo. Los jueces son independientes y tienen en los papeles amplias facultades de decisión. La mayoría de los tribunales del país, luego de un fallo del superior, sabiamente se alinean. Si eso no llegara a suceder de motu propio, ya habrá tiempo para correcciones futuras. Diario Judicial.com difundió el fallo platense y la novedad fue tomada por el gran diario argentino y por un par de agencias de noticias, citando el nombre de la fuente (¡por fin!). Inmediatamente sonaron las alarmas del papismo exacerbado y nuestros periodistas fueron indagados sobre las “verdaderas intenciones” en la difusión del decisiorio “schiffriniano”. Asustados y paranoicos en el entorno de la Corte se creyeron en presencia de un complot que por lo cándido, resultó ser digno del Super Agente 86.

MUCHO RUIDO Y MUCHAS NUECES. Deloite & Touche, la prestigiosa firma de auditores, acordó pagarle a Parmalat 149 millones de dólares. Era el módico precio para zanjar la demanda en la que se argumentaba que habían colaborado con la gerencia anterior de la compañía, para ayudarlos a ocultar su verdadera situación financiera, antes de su quiebra allá por las navidades del 2003. El reclamo original era por algunos dólares más (10.000 millones), pero todos se quedaron conformes con el arreglo por solamente149. Más cerca de casa se está ventilando un asunto que guarda cierto parecido con el anterior. En este caso está involucrada otra de las legendarias “big four”, Price Waterhouse. Aquí Carrefour está llevando adelante una causa por supuesto fraude en contra del Exxell Group y Price acusándolas de irregularidades en los estados contables por la venta de la cadena de supermercados Norte. Sea quien sea que tiene razón, las empresas auditoras terminan siempre estando en el ojo de la tormenta. Son tantos millones los que se bambolean que las tareas de auditoría se vuelven un trabajo digno de los dobles de riesgo. Por eso los auditores no sólo cobran un ojo de la cara, sino que también contratan seguros millonarios por si las moscas. El debe y el haber no son tan aburridos ni inocentes como nos hicieron creer en el colegio secundario. Las posibilidades de fraude y por ende de fabricar platita sin necesidad de imprimir billetes, está evidentemente a la vuelta de la esquina. La tentación es grande y parece que en todos los lugares del mundo hay muchas costureritas dispuestas a dar el mal paso. La inflación pública es evidentemente un tema de Moreno, pero la inflación privada, presuntamente dibujada en los estados contables, no tiene la cara de ningún patriota. Es por eso que cuando hay grandes grupos en una negociación, no hay peor fiscal que el que tiene que pagar. Por más que el barullo de experticias periciales adorne esta millonaria controversia, lo cierto es que el juez Warley, para curarse en salud, llamó a indagatoria a la cara visible del Exell Group, el otrora mediático Juan Navarro. Seguramente el juez estará decidido a meter mano a fondo en el tema para no quedar salpicado por la lluvia de millones que se tironean de un lado y del otro.



alejandro s. williams / dju
Estimado colega periodista: si va a utilizar parte esta nota o del fallo adjunto como "inspiración" para su producción, por favor cítenos como fuente incluyendo el link activo a http://www.diariojudicial.com. Si se trata de una nota firmada, no omita el nombre del autor. Muchas gracias.

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