20 de Diciembre de 2024
Edición 7117 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 23/12/2024

Condiciones de detención en América Latina- parte IV-

Florentín Meléndez, presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hizo referencia también, en el congreso organizado por el Ministerio Público de la Defensa, a las condiciones de detención en diversas partes de América Latina. Contó los horrores que pudo observar en el trabajo de campo que realizó para la OEA y los asimiló a los peores cuentos de terror.

 
El Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos habló en el IV Congreso de Defensorías Públicas Oficiales del Mercosur sobre el sistema carcelario y las malas prácticas que actualmente existen en diversos países de América Latina.

“¿Cuál es la realidad carcelaria que estamos observando en América Latina, especialmente en los países que hemos visitado?” -se preguntó- ”No tenemos, por supuesto, un diagnóstico acabado. En la relatoría a mi cargo está en mente publicar un informe regional sobre condiciones carcelarias probablemente el otro año, o el siguiente -mi mandato termina en diciembre-. Yo estoy todavía sujeto a que me reelijan en la Comisión, pero no lo sé.”

”Si me reeligen yo seguiré, en los otros cuatro años con la otra meta, que es preparar un informe sobre condiciones carcelarias en dos grandes dimensiones: la cruda realidad, en la cual me voy a referir brevemente, la cual es la visión o el diagnóstico preliminar que tenemos en la Comisión Interamericana; pero también a la otra dimensión, la positiva, la que habitualmente no se conoce y no se comparte, que son las buenas prácticas. Porque también hay buenas prácticas en el continente, en todos los países hay buenas prácticas. Y estamos también tras la búsqueda de unas buenas prácticas para multiplicarlas, para sacarlas a la luz y compartirlas. “

“¿Pero cuál es entonces la realidad ante la cual tenemos que reaccionar en el sistema interamericano y la realidad que podemos palpar en las prisiones, en todos los países que visitamos? ¿Cuáles son las características esenciales penitenciarias para agregar en la actualidad?”, tras lo cual afirmó que son varios lo puntos altamente preocupantes de la cruda realidad.

Uno de ellos, explicó, ”es el alto nivel de hacinamiento, sobrepoblación e inadecuada separación de categorías, o la ausencia de separación en categorías, en muchas prisiones del continente. En particular todo con la precaria condición de infraestructura de las prisiones, hay prisiones que tienen más de 100 años de existir y no tienen las condiciones mínimas para albergar a personas. “

Consideró que ello ”está vinculado al uso abusivo de la prisión preventiva, al uso desproporcionado e innecesario de la prisión preventiva. A la no aplicación oportuna de derechos como la libertad condicional o la remisión condicional de la pena; a la no aplicación o a la inacción de los jueces. A la no aplicación de medidas cautelares sustitutivas de la prisión preventiva.”

”Estas condiciones de hacinamiento y de sobrepoblación, las hemos visto, por ejemplo, en cárceles donde hay 10.000 internos” como en ”Lurigancho, en Lima.” En ”la Victoria, en Santo Domingo, República Dominicana, 4.000 internos en una cárcel que tiene más de 100 años de existir.” En ”Higüey, en el este de República Dominicana, murieron más de 100 personas incendiadas.”

En ”Cali, Colombia, donde hay 3000 internos, y hay una mezcla tremenda de personas con discapacidades, ancianos de más de 80 años guardando reclusión en la cárcel de Cali, al lado de los capos de ex funcionarios que viven en celdas de lujo con aire acondicionado, con mesas de billar. Hay un gran contraste. Hay una separación de categorías, pero no la separación de categorías a la que hacen referencia las normas del sistema interamericano, ni la jurisprudencia de la Corte Interamericana.”

”Lo hemos observado también en Mendoza, cuando visitamos Mendoza hace dos años. El hacinamiento, que dio lugar a una explosión de violencia, con resultados macabros de muerte, que se podían haber evitado. Como muchas muertes violentas se podían haber evitado por motivos del hacinamiento. Lo vimos en San Pedro Sula, en una cárcel de más de 3.000 internos, donde deambulan entre ellos, al menos en el momento de la visita, casi 20 enfermos mentales. O en Mariona, en la cárcel de la ciudad capital de San Salvador, donde ha habido decapitados y han jugado hasta con las cabezas, en el patio de la cárcel, como si fuera una pelota de fútbol.”

”Pero también hemos registrado la violencia carcelaria como consecuencia de todo esto. No solo como consecuencia de los altos niveles de sobrepoblación y de violencia, sino por la impunidad que existe en las cárceles, por el abandono en materia de seguridad del interior de las prisiones, que están en manos de los internos y no de la seguridad estatal. Esto está vinculado con el ingreso fácil de la droga, de las armas, del alcohol al interior de las prisiones.”

En Guatemala, en Pavón, en el centro penitenciario en Guatemala, ”el año pasado hicieron un traslado con 3000 elementos de las fuerzas militares y policiales porque los presos tenían años de haberse tomado el recinto penitenciario. Y cuando se tomaron el recinto penitenciario, adentro encontraron armas de grueso calibre, ametralladoras, granadas, carros modificados de alta velocidad que salían a operar en las noches a la ciudad, que salían a secuestrar personas, que eran ingresadas a la cárcel mantenidas en los túneles en las prisiones y de ahí pedían rescate, y cuando se pagaba el rescate salían de la cárcel, de la prisión, a entregar a las personas secuestradas si es que las entregaban. Es el abandono absoluto de las prisiones. Es la toma de las prisiones por el crimen organizado ante la inacción del Estado, con la complicidad de funcionarios del Estado.”

”También, hemos observado con mucha preocupación la precariedad de los servicios básicos o la ausencia de servicios básicos. Me estoy refiriendo a lo esencial a las cuestiones esenciales de vida, al protocolo del San Salvador, a la salud, a la dignificación, al agua potable a lo mínimo. A lo que una persona privada o no privada de la libertad, tiene derecho. Y si esta privada de la libertad, a cargo del Estado, con razón más aun, tiene derecho a que el Estado le provea definitivamente este tipo de servicios esenciales para vivir como ser humano.”

”Esta vinculado con el albergue, la vivienda. Relacionado también con las condiciones de violencia, la falta de seguridad interna a la que me refería, hay cárceles que están abandonadas. Tengo un listado de prisiones, donde llegamos a la celda y la guardia nos dice: Hasta aquí lo acompaño, de aquí para adentro usted entra bajo su suerte. No importa, hemos estado, y así entramos a las prisiones. Están tomadas muchas de las prisiones en América latina”.

Esta es la realidad que percibe la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de las cárceles de la región. Estas han pasado de ser un lugar de resociabilización a un mero depósito de personas. No solamente no logran nunca reinsertarse en la sociedad sino que quedan a merced de los incumplimientos del Estado en materia de derechos humanos y de mafias que por control económico y político terminan por acceder al control de la prisión.



dju / dju
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