Con el objetivo de controlar el uso de medicamentos sin receta médica, fue presentado en la Legislatura de Córdoba un proyecto de ley que propone la creación del Programa de Prevención de la Automedicación.
La iniciativa pertenece a la presidenta del Bloque de Frente para la Victoria, Mónica Prato, y la idea es “concientizar a la población acerca de los peligros que el mal uso y/o abuso de los medicamentos trae a la salud y fomentar un uso racional de los mismos”.
Tras su ingreso a la Cámara, la propuesta fue girada a las comisiones de Salud Humana y de Legislación General. La idea es que el ámbito de aplicación sea el Ministerio de Salud de Córdoba, mientras que se pretende que el Poder Ejecutivo destine una partida presupuestaria acorde a los requerimientos de la puesta en marcha, seguimiento y evaluación del programa.
Según el proyecto presentado por la legisladora cordobesa, las estadísticas “indican que la población acude a la automedicación sin tener en cuenta las serias consecuencias que acarrea tomar remedios en forma incorrecta”. Remarca en tal sentido que a causa de eso
mueren 10.000 personas por año.
Así también, la iniciativa señala que el Instituto Argentino de Atención Farmacéutica dio a conocer números que indican que “en el año 2000, uno de cada cuatro tomaba medicamentos sin asesoramiento médico; mientras que actualmente dicha cifra se ha triplicado”. De la misma manera, desde la Confederación Farmacéutica de Argentina “se ha observado que el 35% de la venta de medicamentos se realiza sin la correspondiente prescripción médica”.
La idea es que el “Programa de Prevención de la Automedicación” fije como objetivos: disminuir la automedicación y evitar sus riesgos; propiciar un cambio de actitud de la población con respecto al uso indiscriminado de medicamentos e informar y sensibilizar a la sociedad de que los medicamentos son muy útiles sólo cuando los indica el profesional médico.
La automedicación es llamada por los especialistas “enfermedad silenciosa” y encabeza el ranking de esta práctica una amplia gama de antibióticos, seguidos por los analgésicos y los ansiolíticos.
“Es necesario que las personas tomemos conciencia que exponemos nuestra salud al recibir un medicamento que no necesitamos, al no tomar el que sí necesitamos, o al recibir una dosis insuficiente. Además, no sólo que por cada peso que alguien paga en automedicarse, gasta otro en solucionar las consecuencias, sino que lo peor es que quien se automedica, y mal, no resuelve su problema de salud, sino que, incluso, lo puede agravar”, dijo la diputada Prato en sus fundamentos.
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