En su permanente juego de sordinas resultó el abogado radical Arnoldo Klainer un hombre que sueña con ser el Carlos Corach del gobierno de De la Rúa y tejer su propia servilleta. No es de ahora que Klainer conoce el juego de poder que se desmenuza en los Tribunales. Sus gestiones oficiosas abarcan desde la Corte hasta varios juzgados federales, pese a que este experto en Derecho Penal del radicalismo, se empecina en cultivar su perfil más bajo, como corresponde a un hombre de sus códigos. Sin embargo tal principio de ética pragmática suele descolocarse cuando se ve expuesto a la implacable lógica de la prensa, como ya le ocurrió durante el sonado caso que envolvió a un destituído juez federal, a quien había recomendado por sugerencia de su amigo, el también alfonsinista Antonio "Pacheco" Berhongaray, actual secretario de Agricultura, que se prepara para cargos mas importantes en un futuro no muy lejano, siempre y cuando salga airoso del tempestuoso intercamabio de posiciones que mantiene con la DAIA. Moreno Ocampo acusó a Klainer de haberle hecho “alegato de oído” al camarista Mariano Gonzalez Palazzo en pleno brindis diplomático, para que la Cámara del Crimen revoque la medida de no innovar que dictó la jueza Alicia Iermini y que beneficiaba a su clienta Marisa Escassany . Esa medida cautelar le impedía al Banco Galicia realizar la transferencia de acciones que llegó a paralizar las cotizaciones en Bolsa de este banco.
hugo morales / dju
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