28 de Junio de 2024
Edición 6995 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 01/07/2024

In Voce: Trilogy

TRES TRISTES TIGRES. La estatización de Aerolíneas, la derogación del sistema de las AFJP, y el proyecto de blanqueo & moratoria son tres de los temas con trascendencia jurídicas más importantes de este semestre.

 
AEROLÍNEAS. El Estado retomó el control de Aerolíneas. Era un destino cantado para una compañía de escasos aviones propios, con conflictos gremiales permanentes, sobreventa de pasajes, dificultades políticas, y sumida en un claro proceso de desinversión. Seguramente tendrá una cartera de juicios de los más nutrida y variada, que ahora, pasarán alegremente también a manos del Estado. Cuando los servicios públicos eran todos estatales, tuvimos la triste experiencia de los juicios contra el Estado. Los casos se amucharon acertadamente en el imaginario popular con el mote de “la industria del juicio” de donde comieron directivos, gremialistas, abogados, peritos y hasta miembros del Poder Judicial de la época. Todos quedaron pipones exprimiendo las famélicas ubres del Estado. Un atracón y un atraco. Un caso paradigmático y que muchos ya olvidaron es el del ex juez civil Alberto Nicosia acusado de liderar una asociación ilícita que armaba causas contra Ferrocarriles Argentinos, hoy privatizada, en las que indefectiblemente era condenado el Estado. El juez, los abogados del Estado, los abogados de los presuntos damnificados y los peritos, se ponían de acuerdo para inventar accidentes y lesiones que se cobraban carísimas. Nicosia se apuró a rajar a Uruguay cuando supo que el Senado lo había destituido (en esa época no estaba el Consejo), y pasó largos años disfrutando del sol del este. Muchas veces se espera que el Poder Judicial sea una especie de superhéroe reparador y castigue a los piolas de la época. Pero en forma muy oportuna para algunos, la reforma del Código Penal, sancionada a fines de 2004, modificó los plazos de prescripción de los delitos, dejando trunca la posibilidad de que se ventilara en juicio penal la imputación que pesaba sobre Nicosia, que finalmente, luego de 11 años, había llegado a ser extraditado a la Argentina por la Justicia federal. Pero a veces, los lugares que no ocupa la Justicia, los invade el periodismo, que en una publicación que quizá vea la luz a mediados de 2009, se ventile con lujo de detalles el montaje defraudatorio pergeñado por, hasta hoy ilustres protagonistas, en perjuicio del Estado. Ahora que Aerolíneas vuelve al patrimonio nacional, ¿alguien habrá reparado cómo organizar el servicio jurídico de la ahora estatizada Aerolíneas? ¿Se habrá aprendido la lección? ¿Alguien habrá pensado que es mejor prevenir que curar?

AFJP. Las sesiones parlamentarias actuales, suelen ser un plomo. Se extrañan aquellos acalorados debates de la época de Juan B. Justo y Lisandro de la Torre, que se estudiaban en los libros de historia. Los legisladores modernos, se aburren mortalmente. Leen el diario, se mandan mensajitos de texto o aprovechan para hacerse la manicura; no vaya a ser cosa de prestarle atención a lo que pasa en el recinto. Todo se cocina en los bloques y lo que se le pide a los diputados y senadores actuales, más que la cabeza (y lo que lleva adentro), son otras especialidades anatómicas: las posaderas, para asegurar el quórum, y los brazos, para levantar uno y votar. Paro hay excepciones. El tema del campo, sacó la modorra de cauce y la transmisión de TV que culminó con el voto “no positivo” de Cobos, tuvo un raiting de lo más saludable. Pasada la efervescencia ciudadana, mediática y patriótica, todo pareció volver a su rutina de siesta santiagueña. Hasta que en una sesión, dos conocidas legisladoras, se agarraron de las mechas. No tuvo nada que envidiarle a los cruces que suelen protagonizar vedettes y modelitos en bailando, cantando, patinando, nadando (y haciendo no se cuantas cosas más) por un sueño. En este rincón, Patricia Bullrich (la Piba), en el otro rincón (el Rinconcito de los jubilados), María América González. Y las chicas se trenzaron nomás. Ambas de frondosos pasados y múltiples militancias, se cruzaron más de una vez como colegas partidarias. Bullrich, de apellido patricio y pasado montonero, pasó por el menemismo, el cavallismo, la Alianza y hoy por hoy revista en la Coalición Cívica. La previsionalista González, de pasado televisivo y monotemático, fue diputada de la Alianza (cuando la Piba era ministra de trabajo de ese mismo gobierno y Cavallo, hoy denostado por todos, era el ministro de economía, también del gobierno de de la Rúa), integrante de la fuerza de Carrió (cuando todavía se llamaba ARI), y hoy revista en Solidaridad e Igualdad. Bullrich le enrostró a González las presuntas y jugosas ganancias de su marido gracias a los juicios al Estado, pero esta vez de temática previsional. Lo cierto que lo único emocionante del debate fue el cruce de las dos diputadas, porque al oficialismo esta vez le sobró paño y derogó el sistema de un plumazo por amplísima mayoría. Pichetto esta vez no sufrió y otra vez le dejaremos al Poder Judicial el arreglo de los eventuales desaguisados que surjan. Desde los juicios que protagonicen los pocos mortales que habían logrado una acumulación apreciable con el sistema de capitalización, pasando por las AFJP que vieron como sus empresas se derritieron como hielo al sol y que seguramente reclamarán algo. Otro capítulo lo merecerán los juicios laborales de los forzosamente despedidos y, como frutilla del postre, el embargo del juez norteamericano Thomas Griesa para preservar los derechos de los pobres desposeídos de los fondos buitres.

BLANQUEO & MORATORIA. La corta vida del fuero penal tributario (apenas ocho años de creación y cinco de funcionamiento) ya puede formar parte de la videoteca de Peter Capusotto. Si se sanciona la ley, ¿qué va a ser del joven fuero cuando el 100 % de las causas se suspendan durante 10 años por acogimiento a la moratoria? El Penal Tributario que nació para “hacer mierda a los evasores” (Carlos Tacchi dixit), terminó siendo una parodia intelectualizada de la realidad, el deber ser pero que en Argentina no puede ser. El Sátiro Virgen de la revista Satiricón o el hombre de la bolsa, que usaban las mamás antiguas para amenazar a los chicos y lograr que tomaran la sopa. ¿Resulta que era todo un bluff? Piense en los millones de horas hombre invertidas en tan malogrado fuero: el laburo de jueces, empleados, fiscales, abogados y peritos. Las toneladas de papel en expedientes, ahora inútiles, que habrán colaborado en su justa medida al calentamiento global. Como no distingue entre procesados y condenados, ni tampoco si se trató de la figura simple o agravada del delito de evasión tributaria, de lo que se está hablando en realidad es de una amplia amnistía. La característica adicional de este perdón penal es que el imputado, para mantenerlo, no debería atrasarse en ninguna de las comodísimas 120 cuotas que va a tener por delante. Lo que va a ser interesante de ver es de qué manera se las van a ingeniar en caso de que el contribuyente se atrase en el noveno año, cómo le van a reabrir la causa en la que habrá operado la prescripción del artículo 67 del Código Penal (ese que reformaron en el 2004) muchos años antes. Hasta puede darse el caso de alguna persona incluso condenada por un tribunal oral, con fallo confirmado por Casación y con recurso extraordinario pendiente en la Corte (unos 10 años de trámite, mínimo) que se acoja al beneficio ya que su sentencia no está "firme". El caso Bakchellián fue el leading case en materia de amnistía tributaria donde la Corte, en el año 2004 con la actual conformación, dio por bueno el artículo 73 de la Ley 25.401, que preveía la extinción de la acción penal a quienes pagaran lo reclamado. De dudosa técnica normativa, porque entró camuflado en medio de la Ley de Presupuesto, el artículo, avalado por el Máximo Tribunal, le da las herramientas al Gobierno para contrarrestar cualquier intento de declaración de inconstitucionalidad que osen emitir tribunales inferiores. Incluso hay una especie de "daño colateral" que va a despertar la ira de la comunidad abogadil: el conflicto de incumbencias profesionales que genera este alegre jubileo. ¿Qué imputado le va a pagar a su abogado si lo único que tiene que hacer es entrar en la moratoria, y para eso lo que se necesita es el auxilio profesional de un contador más o menos prolijo?

Ya está claro que la Argentina es un país en emergencia jurídica perpetua. Empezamos con Ercolano vs Lanteri de Renshaw, el leading case de la Corte que en el año 1922 admitió una limitación al derecho de propiedad, en virtud de la emergencia que por entonces afectaba al régimen de locaciones. Lo que no imaginaban los cortistas del gobierno de Yrigoyen, era que la costumbre argentina iba a transformar lo provisorio en permanente. Según lo que dicen los diccionarios, la emergencia es una urgencia que brota, un peligro que aparece de repente y al que hay que atender con prontitud. Pero en este caso, una vez aceptado el desvío constitucional, ¿por qué negarnos la facilidad, tan efectiva, de ir siempre por el atajo? Las reglas son para los giles. Si los superpoderes se los dieron a De la Rúa, ¿por qué negárselos a Néstor, a Cristina y a los gobernantes que sucesivamente nos depare el futuro? Sería casi un tonto el que no los contara en su arsenal. En nombre de la emergencia, todo es posible. Corralito, corralón, superpoderes, plan Bonex, suspensiones de las acciones penales –mientras dure la moratora, 10 años –, borrado de un plumazo de alguna Ley del Congreso (¿le suena la convertibilidad?). Como dice el dicho, la necesidad tiene cara de hereje (y vaya que somos herejes). Pero unos herejes piolas, simpáticos y ganadores, habitantes del mejor país del mundo, donde tenemos agendado el celular de Dios (que además siempre nos dio una mano).



alejandro s. williams / dju
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