Es de la que suele hacer gala ante preguntas obvias o poco sagaces, el juez federal Jorge Urso. Hombre de pocas pulgas, suele ponerse molesto cuando el interrogatorio no lees favorable y se invierten los roles: de cazador a cazado. Después de haber dictado el procesamiento contra Guido Di Tella y Erman Gonzalez por su presunta responsabilidad penal en la venta de armas a Ecuador y a Croacia, sorprendió ante las cámaras de TV con un "soy un juez amoroso" cuando un periodista lo interrogó por la presunta morosidad en la tramitación de esa causa. Lo cierto es que tanto Urso como otro publicitado juez, suelen gastar bromas pesadas. Un hecho que les provoca hilaridad a todos losparticipantes, ocurrió el año pasado cuando a un experimentado periodista le hicieron creer -en plena ofensiva de Domingo Cavallo- que guardaban bajo siete llaves la famosa servilleta de Carlos Corach. Lo curioso fue que al chequear la información con el propio ex ministro del Interior, quien juraba que eso no era cierto, el editor de un prestigioso diario defendía asu profesional y descreía del azorado Corach. Todo se solucionó cuando el juez involucrado, ya al cierre, aclaró el entuerto: había sido una broma -casi de mal gusto- en venganza por una“gastada” anterior del periodista durante una gira por el extranjero en la investigación de un sonado caso. Allí, el colega se hizo pasar por un ayudante hispano parlante del juez y así obtener una primicia para su medio, lo que le provocó almagistrado más de un reproche y la posterior venganza. Como se ve, en Tribunales, pese a los tiempos que corren, suele existir espacio para el humor y la competencia.
dju / dju
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