Para la Justicia penal de primera instancia de la ciudad quedó acreditado que el dueño del establecimiento “le manifestó que debía interrumpir el embarazo pues de lo contrario no le sería renovado el contrato de trabajo”, informó el diario español El País.
“Atentar contra la libertad de la mujer en relación a su maternidad y condicionar la continuidad de una relación laboral a su interrupción es rechazado de plano en nuestra sociedad en la que precisamente se trabaja en la dirección de conciliar la vida laboral y la maternidad”, sostuvo el juez.
El titular del comercio alegó que el despedido se produjo porque la empleada comenzó a tener un bajo rendimiento y porque general un mal clima de trabajo. Pero el juez rechazó los argumentos. “El llamado mal ambiente se inicia a partir de que la perjudicada ha sido advertida por el acusado de que debe interrumpir su embarazo si desea continuar con el trabajo”, sostuvo.
En cambio, sí aceptó la denuncia de la mujer –que se desempeñaba como ayudante de cocina– que denunció que su jefe le digo que no quería una empleada embarazada porque le daba una mala imagen al restaurante.
A eso se sumo que desde que el dueño supo que la mujer estaba embarazada le comenzó a dar tareas impropias para su estado como por ejemplo cargar heladeras y llevar cajas pesadas. Para el juez esa situación “revela un clima hostil hacia la trabajadora y una dejación de las funciones como representante de la empresa”.
El diario español relató que la mujer comenzó a tener una relación sentimental con el cocinero del restaurante y que dio fruto al embarazo. Llevaba 10 meses como empleada del local a partir de diversos contratos que se fueron renovando en el tiempo y que concluyeron con su embarazo. Ahora la Justicia puso las cosas en su lugar.