Los magistrados sostuvieron que se debe probar la posesión del inmueble. “Todo ello se logra a través de lo que se denomina la ´prueba compuesta´”, explicaron.
El tribunal definió a la prueba compuesta como “la coordinación de elementos correspondientes a diferentes naturalezas probatorias y que deja como saldo sistematizador una acreditación”.
Uno de esos elementos son las declaraciones testimoniales, y el segundo que “se halle corroborada por evidencias de otro tipo, que formen con ella la prueba compuesta”.
“Esto no quita importancia a las declaraciones testimoniales que, analizadas a la luz de la sana crítica, son sumamente relevantes para resolver la cuestión cuando 1os testigos dan cuenta del conocimiento personal de los actos posesorios realizados por la accionante”, explicaron los camaristas.
Los jueces dejaron en claro que “no se ha de exigir la prueba directa de una mera intención, ni lo que el accionante ha tenido en mente al efectuar actos materiales de ocupación”. Por el contrario, el requisito buscado es “que esta intención o voluntad jurídica de poseer a título de dueño, debe encontrarse exteriorizada a través de la especial manera en que se han desarrollado y efectuado los actos invocados”.