Sobre el primer punto hubo concordancia por parte de todos los consejeros presentes. El autor del proyecto y presidente de la comisión, Luis Bunge Campos, explicaba: “Se hace necesario saber quiénes son los denunciantes para poder cruzar datos”, lo que “nos permite tener un criterio ante los ‘denunciantes seriales’”. Aunque aclaró que el objetivo del proyecto “no es generar una lista negra” ya que “el único que se beneficia es el mal juez que queda disimulado en el montón” de denuncias.
La creación del registro fue apoyada por todos los consejeros, aunque con ciertas salvedades. Mariano Candioti, por ejemplo, sostuvo la necesidad de tener en cuenta “las consecuencias y derivaciones que puede tener”. Ello, con el objetivo de evitar las listas negras, porque “el entrecruzamiento debería ser puntual y de acuerdo a cada caso”.
Otro punto, que finalmente fue postergado, y que tiene relación con la creación del registro es la posible incorporación del patrocinio legal obligatorio para los denunciantes.
Bunge Campos, impulsor de este proyecto, también sostuvo que se trata del “ejercicio de los derechos del denunciante”. Sin embargo, Pablo Mosca, representante de los abogados, hizo hincapié en la inviabilidad del proyecto basándose en que “exigir” el patrocinio legal obligatorio “no está en la ley”. “Exigirle a quien no es parte un patrocinio nada aportaría a la tramitación de la denuncia”, dijo.
Para terminar, los consejeros abordaron la inclusión o no de los funcionarios en el padrón de electores. “Entendemos que los derechos tienen que ser ampliados”, dijo Bunge Campos. Miguel Gálvez, en contrapartida, explicó que “la ley habla de que sólo tienen que ser los jueces”, y en ese sentido, “los jueces somos representantes de los jueces”. En el mismo sentido se expresaron Candioti y Mosca. Por tales motivos se enviaron al plenario dos dictámenes.
Marcelo Fuentes, por su parte, también se mostró a favor de que se discuta en el plenario y de la incorporación de los funcionarios al padrón, haciendo referencia a sus épocas estudiantiles en las que la discusión se desenvolvía por caminos similares. Aunque luego su discurso derivó en un razonamiento sobre las discusiones que se dan hoy en día en la Argentina y el papel fundamental de la política: “La centralidad de una cuestión política se reduce a un ADN” dijo, y agregó, “todos sabemos de lo que hablamos”. Los aplausos se escucharon por toda la sala.