De campanillas habrá en la Justicia no por la fastuosidad de la fiesta aunque ya hay reserva en un lujoso lugar apropiado para este tipo de eventos en la zona de avenida Libertador, sino por el nombre del novio. Como dirían las revistas del corazón, se trata de un soltero -en este caso divorciado- bastante codiciado en los Tribunales: el juez federal Adolfo Bagnasco. El hombre -al parecer después de varios años de trajinar la soltería por aires porteños y allende los mares- resolvió sentar cabeza. Se casa con la joven y agraciada abogada Andrea Ragna el próximo 25 de noviembre y a la fiesta han sido invitados todos los jueces federales -aún los que no comparten muchas actitudes de Bagnasco- y prominente abogados y funcionarios y ex de todo tipo. La bella joven se ganó el corazón del juez -o mejor dicho al revés- cuando se desempeñó como su secretaria privada, se acrecentó cuando fue designada prosecretaria letrada y maduró cuando recaló en la Corte, después que una revista de noticias persiguiera a Bagnasco por un viaje de placer al Pacífico y lo complicara con una causa judicial en su contra. De paso, no está de mas señalar que el juez salió sobreseído.
hugo morales / dju
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