Con particular criterio, el juez Cavallo ha ido generando algunas disputas con los fiscales, los que se quejan de que el juez les delega la instrucción en las causas “picantes”. Primero accedió a todas las pretensiones de la Oficina Anticorrupción, fundamentalmente contra el procesado ex interventor del Pami, Víctor Alderete y ahora, contra el cuestionado juez Liporaci, para luego pasar las causas al ministerio público. Pero, además, como intuye cuales son los puntos sensibles del gobierno y del juego político de hacer una cruzada en la lucha contra la evasión, no tuvo mejor idea que dejar en manos del fiscal Maximiliano Rusconi, cabeza de la UFITCO y hombre de confianza de Becerra, una investigación específica ignorando al fiscal natural, Eduardo Freiler. Es de imaginar el contenido del escrito de rechazo de Freiler, quien desde hace tiempo mantiene una relación de pocos amigos con Cavallo. Pero como en Tribunales todo va y todo viene, sus enemigos comenzaron a cuestionar hasta el auto que usa el implacable juez. El que a hierro mata a hierro muere, sostiene un viejo proverbio español y lo han hecho suyo no sólo los fiscales sino varios jueces federales que no se compadecen con el estilo Cavallo, quien sin embargo sigue “haciendo la suya”, tratando de sumar puntos en la carrera para ocupar el cargo de camarista que dejó vacante Juan Pedro Cortelezzi.
hugo morales / dju
Estimado colega periodista: si va a utilizar parte esta nota o del fallo adjunto como "inspiración" para su producción, por favor cítenos como fuente incluyendo el link activo a http://www.diariojudicial.com. Si se trata de una nota firmada, no omita el nombre del autor. Muchas gracias.