02 de Julio de 2024
Edición 6997 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 03/07/2024
Hernán Ordiales. Consejero de la Magistratura

"Lo que nos reclama la sociedad es celeridad, eficacia y transparencia"

 

 

Palabras del consejero Hernán Ordiales, quien recibió en su despacho a Diario Judicial y se explayó sobre la situación actual del Consejo y los temas más relevantes de la agenda proyectada. Ordiales es de  la idea que “las vacantes hay que cubrirlas rápidamente”. Propone establecer reformas reglamentarias para un desenvolvimiento más dinámico y eficaz en el desarrollo de los concursos. Además ponderó el rol institucional del cuerpo al señalar que “hoy los jueces que son seleccionados por el Consejo de la Magistratura tienen un grado de idoneidad indiscutible”. Reordenar la planificación en la asignación de recursos humanos y materiales, entre  otras de sus prioridades .

¿Cuáles son sus expectativas en el Consejo de la Magistratura?

Estamos en una etapa distinta en el Consejo de la Magistratura. Tiene una integración prácticamente nueva, en forma integral, así que la expectativa es que se organice lo más rápido posible y empiece a funcionar en forma óptima y que los concursos se desarrollen lo más rápido posible. Vamos a tratar de modificar los reglamentos de manera que esto sea lo más  rápido y eficaz, buscando la eficiencia y  transparencia al mismo tiempo. Es una fórmula difícil, a veces, de conseguir. Los concursos que son demasiado largos tienen el problema de que parece que nunca terminan, los concursantes sufren muchísimo este trajín, y tampoco sirve para cubrir las vacantes. Las vacantes hay que cubrirlas rápidamente, este es un objetivo que nos hemos señalado. En materia disciplinaria, tenemos que tramitar todas las denuncias que nos lleguen lo más rápido posible. Ahora hemos creado la Subcomisión de Seguimiento de Delitos de Derechos Humanos y esperamos que todo se desarrolle ágilmente para lograr una conclusión pronta.

¿Qué opinión le merece la creación de esta Subcomisión?

Bueno, esta Subcomisión nació un poco a raíz del juicio político que tuvimos a principio de este año al Juez Luis Francisco Miret de la Cámara Federal de Mendoza. Nosotros encontramos que había muchos puntos de coincidencia en el tratamiento de las distintas causas, que podían tener vinculación con la violación de los derechos humanos. Entonces entendimos que al haber relación causal entre ellas había que buscar una forma de seguimiento que sea lo más eficaz posible para la pronta dilucidación de estos temas. La Subcomisión es de Seguimiento de Delitos de Derechos Humanos,  y digo derechos humanos y no me limito a lesa humanidad, porque en las conversaciones que hemos tenido con los consejeros al formar esta subcomisión, tratamos de abarcar lo más posible el tipo de delitos e incluir algunos  como el de trata de personas que tiene tanta vigencia en este momento.

 

 

En abril de este año se presentó en el Congreso un proyecto de ley para que el Poder Ejecutivo seleccione con más celeridad los candidatos de la ternas del Consejo mediante la fijación de plazos. ¿Qué opina de esta iniciativa?

Yo creo que la Constitución es clara en este aspecto y no fija ningún plazo. Deja en libertad al Poder Ejecutivo para que elija a los candidatos a jueces y envíe sus pliegos al Senado. Así que no me parece conveniente de ninguna manera fijarle plazos al Poder Ejecutivo.

Otro tema debatido en el Consejo ha sido la posibilidad de realizar pruebas orales a los magistrados. ¿Está de acuerdo?

Yo estoy de acuerdo con la prueba oral. Tenemos un problema de tiempos porque se va a alargar el plazo en que va a transcurrir el concurso y tenemos el inconveniente también de cuántos van a pasar a la prueba oral. Hay concursos a los que se presentan más de cien personas. En la prueba escrita no hay problema, se toma en un día, en ocho horas y es para todos igual sean diez o cien personas. Con la prueba oral se va a complicar en el tiempo. Pero creo que es una experiencia que debemos practicar y después evaluar los resultados una vez que se hayan hecho algunas experiencias.

Usted manifestó su preocupación por la escasez de jurados. ¿Cuál es la situación hoy y qué soluciones propone para aumentar el número de jurados?

Nos encontramos con un reglamento que sólo le atribuía la posibilidad de elegir jurados magistrados a la Asociación de Magistrados. Esto nos parecía un poco limitativo. Entonces propusimos una modificación al reglamento, que se va a tratar en el próximo plenario, que incluiría a las Cámaras de Apelaciones también para proponer jurados. También van a poder participar como jurados jueces jubilados. Se incluye además la posibilidad de que los mismos consejeros propongan a los jurados magistrados y académicos que consideren oportunos. A veces hay limitaciones para conseguir jurados por cuanto son cuatro, dos jueces y dos académicos que deben formar parte del jurado, y tienen que ser cuatro titulares y cuatro suplentes. A veces falta alguno de ellos  y entonces no se puede integrar el jurado. Entonces esto también demora el llamamiento a concursos y es lo que intentamos evitar. Cuantos más jurados tengamos, más rápido se va a poder llamar a los concursos y realizarse éstos.

En la Justicia Nacional no existen concursos para acceder a todos los cargos, sobre todo a los más bajos del escalafón de la carrera judicial. ¿Qué opina de los mecanismos de selección en la carrera judicial?

Yo estoy de acuerdo con que haya un examen de ingreso para el Poder Judicial, que se ingrese por este mecanismo desde el escalafón más bajo, a fin de que haya una verdadera carrera judicial con reglas claras para todos. En esto está contribuyendo la Corte Suprema de Justicia a través de la formación de los empleados. Ha lanzado recientemente un plan de capacitación. En esta misma línea está la Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura, realizando actividades para capacitar a los empleados para que puedan realizar una verdadera carrera judicial. Son muy buenos los cursos que se ofrecen. Pero todavía no se ha logrado una óptima carrera judicial desde el principio hasta lo que se puede llegar a llamar las últimas instancias de secretario o juez, pero estamos en ese  camino.

Como ciudadano, ¿qué critica del ejercicio de la función judicial hoy?

Es un problema que existe en todos los países de Iberoamérica. Nosotros en las reuniones periódicas que tenemos con poderes judiciales de otros países encontramos las mismas dificultades y las mismas críticas de la sociedad hacia la justicia. Yo creo que tiene que ver con la dedicación extrema que tienen que tener los jueces, tomando el servicio de justicia realmente como una vocación que debe cumplirse. También es necesaria la capacitación permanente de los jueces ya que en nuestro sistema no es obligatoria. Creo que tendría que existir alguna fórmula que, sin afectar la independencia de los jueces, lograr que éstos tengan una capacitación permanente.

 

 

Usted participó de la reforma constitucional de 1994, ¿cree que el Consejo ha cumplido con las expectativas existentes al momento de su creación?

Yo participé como Secretario de la Comisión de Tratados Internacionales y de Integración de la Convención Constituyente de 1994, pero ahora voy a ir más hacia atrás en el tiempo. También fui Secretario de la Comisión de Acuerdos del Senado desde el año 1989 hasta 1997. Yo creo que es un gran avance la creación del Consejo de la Magistratura, a pesar de muchísimas críticas que recibe, es innegable que se ha creado un organismo que garantiza la idoneidad técnica y psicológica de los jueces. Estimo que es mejorable como cualquier instituto, y en eso estamos. Tratamos de mejorarlo permanentemente. Pero sin duda hoy los jueces que son seleccionados por el Consejo de la Magistratura tienen un grado de idoneidad indiscutible. No quiere decir que antes no lo tuvieran, pero era más probable que alguien no cumpliera a lo mejor con los requisitos mínimos de idoneidad, cosa que hoy de ninguna manera puede soslayarse.

Entonces, ¿el Consejo favorece a una mayor capacitación de los magistrados?

Desde que existe el Consejo de la Magistratura la cantidad de posgrados que se han creado en distintas universidades nacionales y privadas es enorme, buscando justamente esa capacitación. Además la propia Escuela Judicial ha creado un curso de posgrado que es de perfeccionamiento, y que le otorga siete puntos para el concurso a quienes cumplen con todos los requisitos. Esto es muy importante y tiene gran demanda; más demanda de la que se puede ofrecer, razón por la cual estamos en intentando ampliar la oferta de estos cursos.

¿Cuáles son los temas que necesariamente deben formar parte de la agenda del Consejo en forma inmediata?

Como en todos los problemas de la Justicia, lo principal es la celeridad. Lo que nos reclama la sociedad es celeridad, eficacia y transparencia, estas son las líneas directrices. Como dije al principio, a veces esto es difícil de compatibilizar. Nosotros tenemos que hacer los concursos mucho más rápidos pero sin perder transparencia. Tenemos que tramitar las denuncias contra los jueces en forma rápida, para evitar que los jueces estén pendientes de un trámite que seguramente los perturba debiendo  garantizar la independencia de los jueces. Por eso también tenemos que mostrar la mayor celeridad y eficiencia en este trámite. Y por supuesto también la transparencia de los mismos. Estos son los pilares fundamentales del Consejo de la Magistratura. Luego también está el tema de la administración del Poder Judicial, que llevamos conjuntamente con la Corte Suprema de Justicia, y que persigue el dotar de la infraestructura necesaria a los jueces, que sin esto no pueden trabajar de la forma adecuada. Es necesario dotarlos de infraestructura edilicia, de infraestructura informática y de recursos humanos. Esto es sumamente importante, porque se les exige a los jueces una mayor eficiencia en su labor, pero a veces éstos no tienen la dotación de recursos humanos o de recursos materiales para necesarios para conseguir estos fines. De hecho, cuando se creó la Subcomisión de Seguimiento de Delitos de Derechos Humanos, también creamos una Subcomisión de Administración para el seguimiento de estas causas, de manera de que no falten recursos materiales para poder tramitarlas. De esa manera podemos evitar denuncias que se hacen por demoras, por morosidad de algunos juzgados, ya que a veces se debe a la falta de recursos materiales y humanos en estas jurisdicciones.

Usted estudió en la Universidad Complutense de Madrid y también ha dado clases de Derecho Romano en Argentina. ¿Qué ventajas y desventajas podría mencionar respecto de la educación universitaria argentina?

Ante todo, quiero aclarar que yo no me fui voluntariamente a estudiar fuera del país sino por razones políticas, de exilio. En cuanto llegué a España me inscribí en la Universidad Complutense y continué los estudios que había iniciado en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Creo que la Universidad Argentina no tiene nada que envidiarle a las universidades de otros países. La Universidad de Madrid es una excelente institución, pero yo al menos no noté ningún cambio ni de mayor ni de menor exigencia en cuanto a las materias, los profesores, el nivel de los estudiantes. En realidad creo que es muy parejo. Creo que la universidad argentina se caracteriza por dos cosas: en primer lugar por la gratuidad, somos uno de los pocos países en el mundo que tiene una universidad gratuita, varias universidades nacionales gratuitas. El otro elemento característico es la excelencia de la universidad nacional, que sigue manteniendo muy altos estándares de calidad. A veces me llama la atención tomando contacto con abogados y académicos de otros países el conocimiento que se tiene de la universidad argentina, de los profesores, de las carreras, de los posgrados, de los doctorados. Yo creo que estamos, no sé si a la vanguardia, pero sí en un alto nivel de excelencia. De hecho en muchas carreras vienen estudiantes de otros países a cursar y también en el nivel de posgrado. Sin ir más lejos, un emigrante argentino llegó a ser juez del Tribunal Superior español: Enrique Bacigalupo. Esto demuestra el nivel de excelencia de nuestra universidad.


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