En la séptima jornada de audiencias que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 6, el testigo Javier Urrutia, un ex asesor financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostuvo que en los días previos al crimen ocurrido en 1974, Prats le había confiado que pasó "muy mala noche" después de recibir una llamada telefónica anónima en la que le advertían que "lo iban a asesinar".
Urrutia dijo ante el tribunal que el ex jefe militar estaba convencido que se trataba de un militar, ya que antes de proferir la amenaza le dijo "mi general", frase que consideró propia de un subordinado.
"Estoy sumamente asustado, porque anoche recibí un llamado telefónico", le había dicho Prats a Urrutia, quien relató que por boca de este también conocía los impedimentos que tenía para obtener el pasaporte que le permitiera dejar el país, ya que ese era su deseo tras ser amenazado. En ese sentido recordó que al ingresar a la Argentina había entregado su pasaporte diplomático y que nunca había podido obtener el documento por parte del Consulado chileno en Buenos Aires.
Por su parte, el juez federal Juan José Galeano -quien subroga a su colega María Servini de Cubría- analizaba un pedido de extradición para el ex dictador Augusto Pinochet y otros seis jerarcas del régimen, solicitado por los fiscales federales Jorge Di Lello y Jorge Alvarez Berlanda, quienes consideran que los asesinatos de Prats y su esposa; el del ex canciller trasandino, Orlando Letellier y del Bernardo Leighton, un dirigente socialdemócrata, conformaron una "trilogía" de crímenes planificados por la DINA.
Por su parte, Arancibia Clavel protagonizó hoy un hecho insólito durante un cuarto intermedio en las audiencias, al proclamar ante las cámaras de la televisión chilena su "absoluta y completa inocencia".
Esposado y en un descuido de los guardias encargados de su custodia, el acusado por el doble crimen dijo desconocer los dichos del general retirado chileno Emilio Baeza, quien aseguró que los golpes dados por la DINA. eran ordenados por Pinochet.