Parece ser la cuna de todos los males en la fiscalía mayor. Los rebeldes creen que la decisión de Becerra de levantar la fiscalía barrial, una experiencia que divide a los fiscales, con tanta anticipación habría sido coordinada con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que desde el municipio porteño no solo se insista con mantenerla –ampliamente ponderada por alguna prensa- sino en ampliar su número. De todos modos, es importante recalcar que si las informaciones sobre el número de vecinos que se sintieron afectados por el levantamiento de la fiscalía barrial a cuyo frente se encuentra el fiscal de cámara Norberto Quantín, es exacto, el tema merece –cuanto menos- un debate profundo y despojado de “cliches” ideológicos, porque el ministerio Público no puede ser sólo un laboratorio experimental del derecho sino una herramienta eficaz en la aplicación de las leyes y en la colaboración para proteger a una sociedad cada vez más descreída de las instituciones y sus dirigentes. El análisis que se impone es determinar si las fiscalías barriales son efectivas o no. Lo demás, es pura teoría y no se debe olvidar que el derecho es la genuina expresión del contrato social de un momento determinado de la historia y no al revés.
hugo morales / dju
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