Tras analizar las fortalezas y carencias de la formación académica en Derecho, DiarioJudicial.com analiza a fondo, en esta segunda nota, si mejoró o empeoró en la última década la preparación de los letrados en todo el país. Autoridades universitarias, docentes y profesionales responden a este nuevo interrogante. ¿Todo tiempo pasado fue mejor?
La idea de que “todo tiempo pasado fue mejor” no es nueva; casi todas las personas han dicho o escuchado esta frase alguna vez. La Universidad, una institución con historia, no escapa a las comparaciones “temporales” y es normal que muchos abogados contrasten su preparación con la de colegas que estudiaron en otra época.
DiarioJudicial.com, luego de analizar la formación académica en Derecho que brindan hoy las universidades a los estudiantes de abogacía, buscó respuestas a un nuevo interrogante: ¿mejoró o empeoró la formación académica de los futuros letrados en la última década?
La respuesta es compleja: en algunos aspectos se ha avanzado mucho -las nuevas realidades lo imponen- según coinciden los entrevistados por este diarios y en otras cuestiones algunos no ven tal "progreso".
“En los últimos diez años ha habido muchos cambios de todo tipo y a ello no ha sido ajena la Universidad”, afirma al respecto la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Magdalena Giavarino.
¿Abogados eran los de antes?
La propuesta de comparar la realidad actual con la de hace diez años, según explica Magdalena Giavarino (UBA), “requiere nivelar los términos opuestos”. “Para medir la evolución del nivel académico, hay que modificar también la variable de la realidad social en la que está inmersa la institución”, puntualiza la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la UBA.
En tal sentido, Matías Mussuto, Secretario Académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) indica que, en la actualidad, el nivel académico de las universidades “se ha mantenido, aunque con una tendencia descendente”.
Ocurre que, la Universidad “ha sufrido un empobrecimiento” debido a que “el nivel con que ingresan los alumnos provenientes del colegio secundario es cada vez más deficitario” y “esto obliga a duplicar la creatividad en la búsqueda de nuevas técnicas y estrategias para superar esta brecha”, añade, al respecto, Magdalena Giavarino (UBA).
Hoy, la Universidad no sólo tiene deficiencias propias, sino problemas derivados “de la educación primaria y media”, pues, muchas veces “los profesionales carecen de una formación base”, explica Matías Mussuto (UNCUYO). Esto es serio, ya que “en el caso de los abogados es importante redactar correctamente y entender lo que han escrito otros, sea la contraparte o el juez”, agrega.
Actualmente, “se aprecia un muy importante déficit en la cultura general con que llega el alumno a la Universidad, que arrastra fallas de comunicación verbal y escrita que obstan a la comprensión de los temas”, advierte la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la UBA.
Sin embargo, Magdalena Giavarino (UBA) también destaca, como una diferencia positiva de la formación académica actual, que “se ha avanzado mucho en la extensión y en la investigación desde la cátedra, y ambos aspectos inciden directamente en la calidad de la educación”.
Por su parte, Guillermo Ford, Director de la Carrera de Abogacía de la Universidad Blas Pascal (UBP) señala que, en los últimos años, “se ha mejorado en materia de preparación pedagógica de los docentes” pues existieron, “en el pasado, magníficos catedráticos”, pero “no todos han sido buenos a la hora de transmitir el conocimiento”. Hoy “es el alumno el que tiene que ser protagonista del proceso de enseñanza y aprendizaje”, agrega.
No obstante, el abogado Mariano Ferradas Lamas –con casi veinte años de experiencia profesional- sostiene que “es menor el nivel de formación académica de los abogados recibidos recientemente” pero que “la responsabilidad no la tienen los estudiantes”.
Entre tanto, Carolina, egresada reciente de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), indica que “la formación académica de los abogados no ha cambiado mucho”, pero que “varía la forma en que los docentes transmiten los conocimientos”.
“No todo pasado es mejor”, agrega al respecto Noelia, egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y docente en dicha institución. Si bien en la actualidad “se abarcan más materias y se profundiza menos en cada una”, estos cambios responden a “las nuevas demandas sociales, más diversificadas”.
Cambia, todo cambia. ¿Qué cambió?
“Han existido diversos cambios”, afirma Matías Mussuto (UNCUYO), tales como “la introducción de materias promocionales” y “el replanteo de los planes de estudio y los sistemas de correlatividades”.
A su vez, Guillermo Ford (UBP) sostiene que la Universidad cambió, pues, “se le está asignando mayor importancia a la enseñanza práctica” ya que “todos los planes de estudio, de todas las universidades del país, están destinando cada vez más espacio curricular a alguna forma de enseñanza práctica, sea a través de seminarios, pasantías o prácticas pre profesionales”.
No obstante, la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la UBA afirma que “el aspecto práctico de la formación del futuro abogado no ha evolucionado en consonancia con los cambios que ha experimentado la realidad social”.
Hoy en día, “el conocimiento del derecho de fondo, se aborda desde un ángulo más general, un tanto descontextualizado de sus raíces”, “hay menos análisis, menos reflexión”, indica Magdalena Giavarino (UBA). Asimismo, destaca otras particularidades de la realidad universitaria actual: “no se valoriza adecuadamente la necesidad de saber hacer lo que se sabe” y “las necesidades económicas, inciden en los niveles de dedicación de alumnos y docentes”.
Por su parte, Mariano Ferradas Lamas afirma que la formación académica de los abogados cambió y que “a la mayoría de los abogados recientemente recibidos le falta conocimiento profundo sobre los temas, pues, en general, los egresados tienen una visión superficial de los asuntos jurídicos”.
Sin embargo, en materia de cambios, Ricardo, docente de la Carrera de Abogacía de la UBA, expresa que “es posible que haya un mayor compromiso democrático por parte de quienes tienen la responsabilidad de formar a los futuros abogados, en comparación con épocas anteriores”.
Los cambios se registran, también, en “materias con nuevos contenidos y en la aparición y manejo de software vinculado a asuntos jurídicos”, puntualiza al respecto Noelia (UNC). Entre tanto, Carolina (UCSF) resalta que los conocimientos a transmitir a los alumnos se han ampliado tras el surgimiento de nuevos temas: derecho del consumidor, derecho ambiental, etc.
Profesionales Siglo XXI
La comparación de la actual formación académica en Derecho con la de hace diez años da lugar a múltiples matices. No hay blancos o negros, sino aspectos positivos y negativos.
En tal sentido, Matías Mussuto (UNCUYO) afirma que “es muy bueno el nivel de las universidades argentinas”, aunque señala que para analizar la calidad académica actual habría que distinguir entre universidades públicas y privadas, ya que este “es un dato importante”.
Entre tanto, Magdalena Giavarino (UBA) destaca que las universidades “y, fundamentalmente, las nacionales, siguen siendo de un muy buen nivel académico, más allá de los avatares a que se ven sometidas por distintas políticas públicas que no siempre priorizan la enseñanza universitaria”.