Punzantes -y no menos interesadas- contra el fiscal federal Paul Starc por parte de un grupo de senadores. Ocurre que Starc se encuentra impulsando una investigación por presunto enriquecimiento ilícito que le delegó el juez Adolfo Bagnasco contra 3 senadores, exigiendo como medida previa el pedido al Senado de la lista de las declaraciones juradas de
todos los senadores que asumieron desde 1992 hasta la fecha, lo que incluye al actual presidente Fernando de la Rúa. Sus críticos alegan que esta alta exposición del fiscal fue inncesaria porque debía haberse circunscripto sólo a los tres investigados y no a todo el cuerpo. Es como si un fiscal fuera investigado y por ello se pidieran datos e informaciones de todo el cuerpo, son los comentarios más benévolos que se escuchan en el Congreso, donde se vislumbra una clara intención de esmerilar la figura del decidido fiscal, a quien también le cuestionan su actuación en un caso que involucra a brigadieres a raíz de lazos familiares con uno de ellos. Pero no sólo Starc está en boca de los senadores, un influyente asesor de uno de esos jefes militares llegó a quejarse en el comedor del noveno piso de Comodoro Py, sobre la actuación de Bagnasco: "lo manda al frente a Starc pero los pedidos los firma él", se quejó ante otros dos colegas del fiscal que lo escuchaban atentamente mientras desgustaban un democrático bife con ensalada, acompañado de un cabernet acorde con la ocasión pero sin caer en excesos.
hugo morales / dju
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