Estuvo a pasos de pasar un mal trago por la complicada contratación de Dick Morris, el asesor norteamericano que dicen cobró $ 1,5 millones y luego $ 200.000 mensuales para generarle estrategias de acción al Gobierno de la Alianza. Es que el juez Jorge Urso estaba decidido sobre el fin de la semana anterior –ver In voce del 03-12- de instalarse en la Casa de Gobierno y de tomarle declaración testimonial al propio De la Rúa por las presuntas irregularidades que existen en esta contratación. Sus amigos –jueces y periodistas-le hicieron ver la magnitud de la audacia y la contrarréplica del Poder pese a que la decisión se ajustaba a Derecho. Urso entendió los consejos y se conformó con allanar la SIDE y la Secretaría General de la Presidencia y por ahora no tocará al presidente en este escándalo, uno más de los que trata de arreglar Carlos Becerra. A propósito de este funcionario, en esa misma mesa, se ponderaron sus códigos de la política y su habilidad para ir calmando el convulsionado mundo del espionaje criollo con el más bajo perfil y cerrando viejas heridas, con la idea de otorgarle a ese organismo el mayor nivel profesional posible.
hugo morales / dju
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