La Cumbre de Niza consolidó a Alemania como el país con más poder de decisión en la UE sin herir a Francia, que mantendrá el mismo número de votos en el Consejo. Ambos países contarán con 29 puestos, los mismos que Italia y el Reino Unido, aunque Alemania se convierte en el único miembro que puede bloquear cualquier decisión comunitaria sólo con sumarse a dos de los otros tres grandes. Así se deduce del establecimiento de una cláusula demográfica que permite el bloqueo a los países que cuenten al menos con el 38 por ciento de la población de la UE.
En materia de Derechos Humanos, se entendió como un avance la decisión de suspender el derecho a voto de aquellos Estados que contravengan los principios fundamentales de la UE, que precisamente fueron enunciados formalmente en la Carta, la que podría convertirse en el embrión de una potencial Constitución Europea.
Se trata de un marco general global de derechos ciudadanos recogidos en 54 artículos, que fueron objetados por “insuficiencia” y hasta por “regresividad” por sindicatos, organizaciones feministas y fuerzas sociales progresistas.
Todavía no quedó resuelta la polémica sobre su status jurídico. La Comisión Europea, pero sobre todo el Parlamento Europeo, habían exigido a los Quince la incorporación de la Carta en el Tratado de Niza, para que tuviera un status jurídico superior, posibilidad que los Quince descartaron ante la oposición de tres de los Estados: el Reino Unido, Suecia y Dinamarca.
Sin embargo, la mayoría de los mandatarios estaba satisfecha “de haber conseguido un texto fundamental, claro y transparente”. En sus 54 artículos divididos en siete capítulos, la Carta prescribe los derechos fundamentales que deben proteger y garantizar las instituciones europeas y los Estados miembros. Incorpora novedades que no contemplan textos similares, como el Convenio Europeo de Derechos Humanos, o que se encontraban desperdigados en el derecho secundario de la Unión Europea.
Descargue el texto completo de la Carta de Derechos Fundamentales
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