La sentencia fue dictada por el juez Eugene Nickerson y recayó sobre el ex policía Justin Volpe, quien fue encontrado culpable por los castigos y torturas sufridos en una dependencia policial de Brooklyn por Abner Louimas de nacionalidad haitiana.
Los testimonios de los propios compañeros de Volpe respecto de los ocurrido en agosto de 1997 permitieron reconstruir durante el juicio los hechos ocurridos en el interior del baño de la dependencia donde había sido llevado el inmigrante.
De acuerdo con lo dicho por el, también policía, Eric Turetzky, Volpe castigó duramente al detenido, a quien le introdujo un palo en el ano, provocándole gravísimas lesiones en el intestino y en la vejiga, por las que tuvo que ser operado en tres ocasiones.
Por esos hechos el ex policía enfrentaba un pedido de prisión perpetua, pero alentaba la esperanza de ser condenado a 20 años.
Volpe dijo ante el tribunal que se encontraba "extremadamente arrepentido" del hecho, lo que no se vio reflejado en los argumentos de su defensa, que sostuvo durante el juicio que las lesiones que sufrió Louimas habían ocurrido durante un acto de practica homosexual.
En forma coincidente, las expresiones de la opinión pública neoyorquina consideró que se trató de un juicio emblemático contra el sistema de “mano dura” implementado en esa ciudad para combatir la delincuencia a partir de 1994, después de la asunción del alcalde Rudolph Giuliani. Ese sistema es conocido como "tolerancia cero" y es esgrimido como ejemplo por representantes de prácticamente todo el espectro político argentino, a la hora de proponer políticas de seguridad.