La juez Mónica Berdión de Crudo decidió procesar y dictar la prisión preventiva de Diego Rivas y de Walter Benítez, los dos jóvenes que intentaron el pasado 4 de este mes quedarse con 57 mil dólares que transportaba un camión de caudales de Juncadella, al considerarlos "prima facie" penalmente responsables de los delitos de homicidio y robo agravado por el uso de armas, ambos en grado de tentativa.
Al intentar el asalto, Rivas y Benítez -que actuaron en compañía de otros cómplices aún no individualizados- intentaron rociar el rostro del portavalores Aldo Biancotto con un gas paralizador mientras le disparaban por la espalda al custodio Carlos Vieyra, a quien le causaron severas lesiones. Otra de las víctimas, el transeúnte Diego Herrera, resultó herido en su nuca y en su espalda al encontrarse en el medio del tiroteo que se desencadenó después en el lugar de los hechos, en Lavalle y San Martín.
Además del procesamiento y la prisión preventiva, la juez decidió trabar sendos embargos sobre sus bienes hasta cubrir la suma de 150 mil pesos. Y a Benítez se le imputa también de tener en su poder una pistola de procedencia ilícita tomado en otro robo y sin autorización legal para portarla.
De todas formas, en un reconocimiento realizado en la Alcaidía del Palacio de Tribunales se descartó que Rivas y Benítez hubiesen sido protagonistas del robo del inmueble ubicado en el barrio porteño de Villa Urquiza en que fue sustraída el arma. Al menos así lo aseguraron las dueñas del hogar atacado. Por eso se infiere que fue vendida en el ínterin.
Según la magistrada, el hecho de que el disparo que recibió Vieyra haya sido por la espalda, "sin que lograra ver al agresor y sin que hasta ese momento se hubiese producido otro, lleva a creer fundadamente que el dolo que tenían los imputados era el de matar y así poder hacerse de la saca de dinero... porque de otra manera no se explica la razón por la que ni bien los asaltantes muestran sus intenciones a los custodios y sin que siquiera pasaran unos segundos, disparan por la espalda a una persona que llevaba su arma enfundada sin darle tiempo a poder cubrirse".
Concluyendo su resolución, Berdión de Crudo dijo que entiende que el dolo de matar se encuentra acreditado, y que al continuar efectuando detonaciones contra el resto de los custodios con el peligro que además ocasionaba a los demás transeúntes, "muestra un desprecio a la vida con el sólo fin de apoderarse de una suma de dinero".
Para argumentar la prisión preventiva que dictó a ambos imputados -ahora procesados-, la juez explicó que la peligrosidad demostrada por ambos le hace suponer que "para el caso de recobrar sus libertades, intentarán eludir el accionar de la Justicia y tornar así ilusoria la aplicación de la ley penal sustantiva".