El delegado regional del Ministerio de Agricultura en Río Grande do Sul, Odalmiro Dutra, reconoció sin embargo que los técnicos de ese despacho no encontraron en investigaciones anteriores ningún cultivo transgénico hasta hoy. Los cultivos de soja, genéticamente mejorada, recibieron este año el visto bueno del gobierno pero acabaron siendo prohibidos ante la presión de organismos ambientalistas internacionales, como Greenpeace.
Los activistas alegan que no hay exámenes terminantes que indiquen que las plantas, tratadas con técnicas de ingeniería genética, sean inocuas para la salud humana y los científicos responden que tampoco hay evidencias en el sentido contrario. Por su parte los ruralistas afirman que las nuevas técnicas podrán ayudar a países como Brasil a mejorar y aumentar sus índices de producción, con costos menores y sin necesidad de recurrir al uso de pesticidas.