Pero, además, del testimonio de Baños y de la Defensora Oficial, Bruno alegará que el día en que Trillo dijo haber sido torturado, había en el patio de al lado del despacho donde estaba el juez unas 40 personas que habían sido citadas como testigos del asalto a Firme. Ninguno de ellos, hasta ahora, dijo haber escuchado esos gritos. También dice que llama la atención cómo fue presentada la denuncia ante el juez penal, según Trillo: ...."el juez (por Burno) debe de haber escuchado mis gritos porque en ese momento estaba en la oficina del comisario"(sic). El caso amenaza con dividir al fuero de instrucción y convertirse en un hervidero, arrebatándole, por otra parte, a sus pares federales el privilegio de pulsear todos contra todos: Gabriel Cavallo contra Hernán Bernasconi, Tribunal Oral de San Martín contra Roberto Marquevich, entre otros.
hugo morales / dju
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