Reflexionemos:
Todos los que transitan los distintos fueros que conforman el Poder Judicial Nacional, saben de las dificultades presupuestarias y del exceso de trabajo que aquejan al mismo. Los casos del fuero Comercial y del de la Seguridad Social son los más evidentes y dramáticos, pero no los únicos.
Los abogados nos resignamos a hacer cola para ver un expediente, como si eso fuera, inevitablemente, parte de nuestro trabajo. Corremos desde Palacio hasta Inmigrantes. Temerariamente, como en un viaje de turismo aventura, nos arriesgamos a una dolorosa caída, bajando y subiendo por las peligrosas escaleras de Uruguay 714 y así vamos de un lado para otro, toda la mañana, todas las mañanas.
En los departamentos judiciales del Gran Buenos Aires y La Plata, la situación no es mejor. Supongo que lo mismo ocurrirá en los departamentos judiciales de los grandes centros urbanos del interior del país.
Nos preguntamos, ¿Esto es realmente inevitable?.
¿Estamos on-line?
Como ya sabemos, a principios de diciembre de 1999 fue inaugurado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil un sistema informático que permite consultar el estado de las causas a través de pantallas instaladas en distintos edificios del fuero, o por Internet en la dirección http://www.ccc.pjn.gov.ar. La finalidad del nuevo sistema de consulta de expedientes es descongestionar las mesas de entradas de los juzgados civiles.
Todos los letrados solemos entretenernos, en forma un tanto masoquista, en contarnos desventuradas historias en las cuales tuvimos que hacer una cola de quince, veinte o más minutos, solo para descubrir, llenos de odio y frustración, que el expediente “no está en letra”. Como historias, pueden ser entretenidas o no, pero estoy seguro que la mayoría de los abogados desearían no protagonizarlas.
El sistema de consulta vigente, como es obvio, no reemplaza el régimen de notificaciones (por cedula, por nota, etc.), establecido por el Código Procesal Civil y Comercial. Para eso es necesaria una reforma legal, que sería bienvenida, atento las demoras y el inútil dispendio de actividad judicial que suele darse en el presente.
El Dr. Marcelo Gallo Tagle, Secretario de la Comisión de Informática de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, nos decía, en el reportaje aludido:
“Nosotros hicimos otro muestreo que arrojó que más del 75 por ciento de la gente que concurre a las mesas de entradas del fuero, concurre nada más que para ver expedientes… El resto deja escritos o confronte.”
Detengámonos un momento: Tres cuartas partes de los concurrentes a las mesas de entradas de los distintos juzgados civiles van hasta allí solo “para ver”. No es aventurado pensar que una cifra similar va a los atestados juzgados comerciales con idéntico propósito.
En momentos en que se habla de construir una Ciudad Judicial y mudar allí los juzgados, cabe plantearse si no será más conveniente invertir prioritariamente en informatizar todos los fueros, a fin de descongestionar el transito por los mismos y zonas aledañas.
El fuero comercial porteño es un caso curioso, porque está informatizado a medias. Algunos juzgados están en red y pueden consultarse vía MODEM o Internet y otros no. Parece increíble, por lo absurdo, pero es así. ¿Cuál fue el criterio, si es que hubo alguno, por el cual, por ejemplo, los juzgados comerciales 11 y 13 pueden consultarse por Internet y el juzgado comercial 12 no?
El Dr. Caviglione Fraga, integrante de la Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial y miembro del Consejo de la Magistratura dijo, en una entrevista concedida a Diariojudicial.com: “Hace diecisiete años que no se crea un juzgado comercial...la solución más urgente pasaría por la informatización de todos los juzgados y la creación de por lo menos 10 juzgados más con dotación completa de personal”
Si bien el Dr. Caviglione Fraga habló a titulo personal, no es dudoso pensar que esa sea la opinión de la mayoría de los integrantes de la Sala. En estos casos se suele decir que el problema es que no hay presupuesto. El interrogante es: ¿No será que lo que no hay es decisión política para llevar a la practica un proyecto que, al parecer, es acompañado por todos los interesados?
Volvamos al fuero civil. Le hicimos la siguiente pregunta al Dr. Gallo Tagle:
“Dju: ¿Qué pasa con la falta de firma de los proveídos que salen en pantalla?
MGT: Este tema ya nos lo plantearon cuando se inauguró el sistema en diciembre. Nosotros diseñamos el sistema trabajando desde acá dentro y hay cosas que el usuario, que son ustedes los letrados, nos alertan y hacen que lo reconsideremos. Hay un proyecto elaborado, para que salga la firma, para que en la pantalla donde aparece la fecha y el texto del proveído también aparezca el nombre y cargo de quien lo firma. La idea es que cuando se pase el lápiz óptico para dar de baja el expediente, además de la fecha salga la firma. No lo hicimos todavía porque estamos en un periodo de transición y el Consejo de la Magistratura debe decidir con que proveedor nos quedamos. La solución ya está elaborada, hay que llevarla a la practica y eso tiene un costo y ese costo escapa a nosotros, porque lo maneja el Consejo. Técnicamente es un cambio muy simple. Hay muchos temas donde tenemos la solución, pero necesitamos al técnico que la implemente y a ese técnico alguien tiene que pagarle.”
Es decir, el problema tiene fácil solución, una solución que, de implementarse, facilitaría la tarea de los consultantes al evitar que estos tengan que ir a ver el expediente para poder saber quien firmó el dichoso proveído y así poder hacer la cedula o el oficio o el testimonio. Pero no se soluciona porque “no hay plata”. El Consejo de la Magistratura tiene la palabra, ¿la usará?.
¿A quien le molesta la luz del día?
Por otra parte, el Dr. Fernando Posse Saguier, Presidente de la Comisión de Informática de la Cámara Civil, hizo una muy interesante observación respecto de las virtudes de la informatización judicial:
“FPS: Esto lleva a otro tema que es el de la transparencia. Al estar en red, acá se ve todo. Si un juzgado está atrasado con el despacho, si está al día. También se ve si el letrado se está ocupando del caso, si presenta los escritos, si deja estar el expediente. Esto tiene un ida y vuelta y desde el punto de vista de la transparencia es importantísimo y totalmente novedoso.”
¿Le interesa la transparencia a los miembros del Poder Judicial y a los letrados que litigan día a día? O, expresado de otro modo ¿A quien no le interesa la transparencia en el diario tramitar judicial?.
La encuesta de la semana
Tal como decía al comienzo, Diariojudicial.com tiene en su encuesta semanal una pregunta referida a la informatización del fuero comercial: “¿Está de acuerdo en que la informatización del Fuero Comercial de la Capital Federal sea financiada por sponsors privados?”.
La pregunta alude, implícitamente, a que no hay dinero en las arcas estatales para solventar el gasto de la informatización de uno de los fueros más abrumados de trabajo. En la misma, nos planteamos, hipotéticamente, que el Estado no puede financiar el proyecto y entonces nos surge la duda: ¿Puede hacerlo el sector privado?. Porque estamos hablando de informatizar una parte del Poder Judicial, el Poder que debe funcionar con la mayor imparcialidad de todos, el Poder que debe estar más protegido de la presión de cualquier grupo de interés.
Al momento de redactar esta nota los resultados de la encuesta son los siguientes: 126 personas estaban a favor y 149 en contra. Una letrada, la Dra. María Cecilia Rivadeneira Avalos, opina en el Correo de Lectores y nos dice: “Creo que los sponsors privados siempre condicionan el accionar de las instituciones, el capital manda.
Por otra parte no estoy en desacuerdo, si fuera de buena fe, que el sector privado invierta en la justicia, pero sería justo que se conformara un sistema mixto (privado-estatal) como forma de control.”
No está demás recordar que una investigación ordenada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación arrojó como resultado que entre febrero de 1997 y octubre de 1998 se extraviaron en los tribunales de esta capital 408 legajos.
La mayoría de los expedientes extraviados están relacionados con causas por juicios ejecutivos, pedidos de quiebra, quiebras, concursos e incidentes de ese tipo de procesos.
La instrucción a cargo del prosecretario letrado de la Corte, Jorge Viñas, se inició a partir de una comunicación efectuada por el presidente de la Cámara Comercial, mediante el expediente 1736/97 de ese tribunal, caratulado “Justicia Nacional en lo Comercial de la Capital Federal s/extravío de expedientes”, referido a la pérdida de 137 expedientes de distintos juzgados, entre febrero y agosto de 1997. Ante lo abultado de los extravíos se dispuso poner en conocimiento al Administrador General de la Corte, Nicolás Reyes, quien ordenó la instrucción. Del análisis de la información recibida, surge que en el período analizado (1997-98) “la cantidad promedio de expedientes extraviados por juzgado es de 15,69”.
Es indudable que, ante la “perdida” de un expediente, la reconstrucción del mismo se vería facilitada por la existencia de una versión digital del mismo.
Nuevamente, desde otro ángulo aparece una palabra: “Transparencia”.
A modo de final
Esperanzados, cuando entrevistamos a los miembros de la Comisión de Informática del fuero civil, quisimos finalizar el reportaje preguntando por el futuro. Gallo Tagle nos contestó:
“Que los escritos se puedan recibir por Internet y que se pueda notificar al domicilio constituido por email. Se está analizando, pero por supuesto que necesita una reforma legal. Además, hay que estudiar detenidamente aspectos relativos a la seguridad de los expedientes y las notificaciones. Lo importante es que este sistema constituyó un desembarco y una transformación cultural. El cambio cultural es muy grande, los abogados seguimos muy aferrados al papel. Migrar del papel al soporte digital presume una migración cultural.”
Es mejor que comencemos a migrar, tecnológica y culturalmente, lo más rápido posible. Mientras la aguja para coser expedientes, como todavía ocurre en ciertos fueros, sea parte integrante de las herramientas con las que debe contar un juzgado, los abogados y los funcionarios judiciales seguiremos perdiendo tiempo y esfuerzo.
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