Por cuestiones locales menores aparece Juan José Galeano, el juez de la causa AMIA. Es que, ahora, no se trata de una embestida de Carlos Alberto Telleldín (h) o del ex comisario de la Bonaerense, Juan José Ribelli, quienes junto con sus abogados Victor Stinfale y Mariano Cúneo Libarona tratan permanentemente de “embarrarle la cancha” y así poder lograr una mejor posición relativa en el próximo juicio: una cosa es ser condenado por ladrón de autos y otra, muy distinta, por colaborador de terroristas en un crimen de lesa humanidad, sino de una jueza en lo Contencioso Administrativo Federal. Es que Marta Sarmiento consideró la verosimilitud de una demanda contra el juez Galeano, en donde se le achacan supuestos errores en la instrucción de un sumario por narcotráfico, por lo que le reclaman daños y perjuicios -que también le quieren cobrar al Estado- por casi $ 2 millones de pesos. Lo cierto es que de prosperar, el juez que llevó adelante una de las causas más complicadas de los tribunales argentinos, podría verse envuelto en una inédita denuncia ante el Consejo de la Magistratura, quizá compensanda por una esperable reacción de la Asociación de Magistrados contra la decisión de la jueza Sarmiento. A este dolor de cabeza se suma el hecho de que su secretaria Marta Spina, una de las principales colaboradoras en esta investigación, se habría vinculado sentimentalmente con un abogado de apellido Ubeira, a quien acaba de contratar Ribelli para su defensa.
hugo morales / dju
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