Alfonsín consideró "absolutamente imprescindible" el rápido esclarecimiento del caso y dijo que el presidente Fernando de la Rúa no le ha pedido ninguna sugerencia para afrontar la cuestión, pero le ha confiado que este es un asunto que lo tiene "realmente molesto".
Alfonsín fue enfático al negar cualquier tipo de relación entre el pago de las coimas y el Poder Ejecutivo, confianza que hizo extensiva a los ministros y a la CGT, pero admitió que "si hay algún loco en el gobierno que se le haya ocurrido, no lo sé".
Por otra parte, dijo que hay que "aclarar de inmediato" la denuncia que la senadora neuquina Silvia Sapag formuló contra su par salteño Emilio Cantarero, y relativizó que el vicepresidente Alvarez haya reclamado "renuncias masivas" en la cámara alta.
Respecto de De la Rúa, sostuvo que el mandatario planteó desde el principio "la imperiosa necesidad que se resuelva, que se llegue a la verdad sin condicionamientos", y que existen "divergencias secundarias de estrategia" con Alvarez, ya que el mandatario necesita que el Senado "siga sesionando" y el vicepresidente entiende que hay que avanzar más aún en la investigación para que él vuelva a presidir las sesiones en el cuerpo legislativo.
Por otra parte, Alfonsín reiteró que si se llegara a comprobar el "absurdo" de que los sobornos hubieran salido del gobierno, “cuando cumpla mi mandato como presidente de la UCR me iría a mi casa".