En su declaración testimonial de diez páginas acompañada de 150 folios con documentación, el premiado escritor presentó una lista con más de cien represores que actuaron en Argentina y Uruguay durante la década del ´70, “responsables mediatos e inmediatos de los asesinatos y secuestros”, según declaró al salir de la Audiencia Nacional en Madrid.
Gelman consiguió localizar a su nieta hace unos meses gracias a la colaboración del entonces recién asumido presidente uruguayo Jorge Batlle. Pudo reunirse con ella después de una ardua investigación acerca de la desaparición de su hijo Marcelo y de su nuera, María Claudia García Iruretagoyena, hija de españoles, embarazada cuando ambos fueron secuestrados en Buenos Aires.
El cadáver de su hijo fue encontrado luego de 11 años, sepultado en un tambor de cemento. De su nuera, todavía desaparecida, supo que había sido trasladada por grupos de tareas argentinos hasta Montevideo, Uruguay, donde dio a luz en un hospital militar. “La usaron de envase”, dijo crudamente Gelman ayer al salir de su declaración ante Garzón. La bebé fue dejada en una canasta en la puerta del domicilio de quienes serían sus nuevos padres “de crianza”, que habían sido previamente seleccionados para adoptar a la niña.
Gelman, ganador este año del premio de poesía Juan Rulfo, solicitó a las autoridades uruguayas que localicen a su nieta con una campaña internacional que presionaba en su favor, liderada por los escritores José Saramago y Günther Grass, y en la que firmaron miles de personas de más de 100 países, incluidos diez premios Nobel.
La nieta de Gelman se enteró de la existencia de su abuelo biológico cuando se lo contó su madre “de crianza”, al enterarse de que el escritor ya la había localizado. Según el poeta y periodista, no hay dudas de que la ahora joven de 24 años es efectivamente su nieta ya que los resultados de las pruebas de ADN que se realizaron tienen una certeza de casi el cien por ciento.
La documentación reunida durante la investigación personal del escritor de “Prosa de Prensa”, demostraría que en la década del ´70 existió una perfecta coordinación entre las dictaduras de Argentina, Chile y Uruguay, conocido como plan Cóndor, sobre el que se está indagando en la Argentina en el caso por el asesinato del general chileno Carlos Prats, perpetrado en Buenos Aires en 1974.