El dictamen de la Comisión hizo una transcripción textual de varias de las declaraciones en las que Pou sugirió explícitamente que los únicos bancos que habían sufrido corridas financieras habían sido aquellos que contaban con accionistas que profesaban la religión judía.
A través del dictamen, la Comisión encabezada por el presidente provisional del Senado, Mario Losada, invitó a De la Rúa y al Ministerio Público a que tomaran las medidas que creyeran correspondientes, ya que a la Comisión parlamentaria la situación le escapaba de la competencia, aunque consideró que sus dichos, que encuadrarían con la tipificación penal establecida en la Ley Antidiscriminación (23.592, también conocida como Ley De la Rúa) "justifica por sí sola la remoción" de Pou.
Un alto dirigente de la colectividad judía consideró hoy en diálogo con Diariojudicial.com al dictamen como "lapidario" y como "una medida esperada que demoró mucho en salir". El ahora ex presidente del Banco Central ya tiene una causa por discriminación presentada por el ex titular de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) Rubén Beraja, que instruyó el juez federal Gabriel Cavallo y que ahora tiene sobreseimiento no definitivo en la Sala II de la Cámara Federal.
Las mismas fuentes de la colectividad judía interpretaron que el dictamen de la Comisión podría ser presentado en esa causa como un hecho nuevo, y así darle un nuevo impulso con aires más frescos, generando una suerte de vuelco en el expediente. "Todo lo que no se había podido probar hasta ahora en esa causa quedó claro a través de sus declaraciones", aseguró la fuente.
En su declaración ante los legisladores del día 15 de marzo, "espontáneamente, y en tan sólo tres párrafos", según advirtieron los legisladores en su dictamen, Pou "se refirió seis veces a la condición de rabino de uno de los funcionarios involucrados, y muchas veces más a la condición de judíos de bancos, de capitales, de clientes y de organizaciones". En el escrito que llevó a De la Rúa a tomar la decisión de remover al presidente del Banco Central, la Comisión expresó que no se puede "sino repudiar las expresiones que denotan una actitud racista, ya que pretende identificar un supuesto accionar delictivo con la condición de rabino y de judío".
En el dictamen, los diputados y senadores transcribieron dos párrafos completos en los que Pou, por ejemplo, aseguró que "la corrida estaba concentrada en los bancos cuyos accionistas eran judíos. Eso es lo que se llama criterio científico. Los bancos cuyos accionistas no eran judíos, no tenían corrida y recibían los depósitos que huían de los bancos cuyos accionistas eran judíos. No es que yo tenga algo en contra de los accionistas judíos. Quiero aclararlo porque tengo una imputación que se me ha hecho y causas penales ya sobreseídas, pero igual la gente sigue con esto. En la tapa de “Página 12” se dice que soy el Haider del sistema financiero”.
En otro de los extractos de la conversación que mantuvo con el diputado radical Raúl Baglini, miembro de la Comisión, Pou decía:
Pou- Spolsky, un rabino. El que inventó la maniobra fue un rabino, para conocimiento de todos ustedes.”
Diputado Baglini. - ¿La maniobra del banco?
Sr. Pou. - “Sí. Ese señor fue el que me dijo: yo soy experto -rabino- en tarjetas de crédito. Y yo le dije: usted es un delincuente. Se lo dije a los gritos porque es la única forma en que uno llega al término de estas situaciones: a los gritos a las tres de la mañana. Y al final, Spolsky, el rabino, me dijo: Sí, tiene razón, es así. Y ahí se suspendió al banco. Era un rabino el que ideó esta maniobra con las tarjetas de crédito, pero lo hizo de manera tan burda -si me la hubiera dado a mí, no la encuentra-, que inventó tarjetas de crédito correlativas a las que imputaba un cargo... Esa maniobra la inventó un rabino, Sergio Spolsky, que era el tesorero de la AMIA.”
Luego de la reproducción de estos diálogos (que aquí fueron transcriptos en forma parcial), el dictamen afirma que "no puede existir duda alguna sobre que la República Argentina no se merece tener un funcionario, ya sea éste autárquico, autónomo o centralizado, nacional, provincial o municipal, público o privado, que profese un desprecio así hacia cualquier pueblo, raza o religión". "Esta última circunstancia justifica por sí sola la remoción del Ing. Pou, ya que si la democracia argentina consintiera una actitud de estas características, estaría abriéndole la puerta al racismo, que es la más repugnante de todas las intolerancias", completaron los legisladores.
"El uso de expresiones despectivas, además de equívocas, que menoscaban la dignidad de ciudadanos argentinos es inadmisible. Las sangrientas experiencias del trágico siglo XX, con su lúgubre cosecha de campos de concentración y genocidio en nombre de pueblos o razas supuestamente “superiores”, debería tornar imposible, sobre todo a la luz del legado espiritual judeo-cristiano, el uso desaprensivo e intolerable de calificativos que insistentemente machacan con la condición de los religiosos y practicantes de la fe judía como equivalentes o sinónimo de prácticas usurarias y delictivas", se sostuvo razonablemente en el trabajo de los representantes.
"Los estereotipos de la infamia, resumen de la peor tradición antisemita de Occidente, además de estar expresamente condenados por la legislación nacional, son de una enorme gravedad cuando emanan de funcionarios públicos de alta jerarquía y responsabilidad funcional como el Ing. Pedro Pou, cuya sugestiva y obsesiva preocupación por el etiquetado étnico de las personas revela su evidente e inocultable militancia en la más condenable actitud prejuiciosa y discriminatoria", dispararon finalmente, en una grave incriminación que recorrerá, seguramente pronto, los tribunales.