El Tribunal Oral en lo Criminal nº 25 condenó a una persona que se presentaba como vendedor de automóviles a la pena de diez años de prisión por estafas reiteradas y asociación ilícita.
La sentencia fue dictada por los jueces Rodolfo Bustos Lambert, Alfredo José Imbrogno y Carlos Argeo Binda quienes condenaron a AOP, (40) a diez años de prisión, como "coautor penalmente responsable del delito de estafa reiterada en 45 oportunidades", en concurso con el delito de asociación ilícita, vinculado con la venta de taxis y vehículos particulares. P. integraba una banda que operaba en una agencia de automotores.
En su fallo, el tribunal consideró que "han quedado desvirtuados los argumentos de P." para defenderse y que este "no mostró el menor atisbo de arrepentimiento, importándole poco el daño ocasionado a las víctimas".
Entre 1993 y 1994 en la Agencia de automotores "Saint Thomas" ubicada en Álvarez Thomas 802, de Capital Federal, P. y otros agencieros promocionaban la venta de vehículos particulares y otros aparentemente con licencias para trabajar (taxis), a cambio de un adelanto de dinero. Sin embargo, luego de recibidos los adelantos nunca entregaron los autos prometidos. Los otros integrantes de la banda, de apellido Sammaniego, Vilotto, Vidal y López, permanecen prófugos.
Los camaristas destacaron en la sentencia que "cuando el negocio resultaba rentable" –tal como se habían referido los testigos- "P. y sus socios ofrecían una unidad servida en bandeja con un mínimo adelanto de un 10 por ciento y sin requisitos de garantías”.
El “modus operandi” para delinquir de estos sujetos consistió en dilatar el momento pactado para la entrega de la unidad adquirida bajo alguna excusa hasta cerrar la concesionaria y huir con el capital recaudado, que rondó la cifra de medio millón de pesos.
Otro de los artilugios de los estafadores era apoderarse de los vehículos que el potencial cliente les dejaba como parte de pago para acceder a un automóvil 0 km para luego vender la misma unidad en varias oportunidades.
El condenado fue procesado por el juzgado de instrucción 37 y relató en el debate que terminó el 4 de julio último, que “antes de ingresar en el negocio era chofer de colectivos” y luego de taxis.
En su descargo, el procesado explicó que “nunca quiso estafar a nadie” y que llegó a tener un cargo en esa agencia porque lo presionó el prófugo S.