La mayoría de los testigos pertenecían, en el momento de los procedimientos, a la compañía de inteligencia territorial, un sector de la CRIM relacionado con contrainteligencia, es decir, "vedar información al enemigo y cuidar la seguridad interna". Según los militares, fueron notificados un día antes de su participación en los operativos pero nunca les fue explicado el motivo.
En carácter de veedores o testigos, se reunieron el 1 de diciembre de 1995 en el lugar pactado, una estación de servicio. Allí se dividieron en comisiones y partieron para diferentes destinos.
En el procedimiento de la Guarnición militar de Campo de Mayo se detuvo a Luis Gilberto Rodríguez, Miguel Ángel Lovera, Héctor Vicente Ferreyra y Carlos Manuel Britez. Además se allanaron 14 domicilios entre los que se destacan los de Jorge Pacífico y Juan Carlos Coppe, que también fueron arrestados. Sin embargo, el agente civil Pablo Rodríguez, los mayores Alejandro Sánchez, Marcelo Granito, Julio César Belfi, Esteban Barena y Miguel Ángel Moyano y el teniente coronel Pedro Saravia Paz aseguraron no estar al tanto del objetivo de los operativos ni conocían la identidad de los militares implicados.
En tanto los testigos, reconocieron que no era habitual que los juzgados federales pidieran colaboración de las Fuerzas Armadas para ese tipo de tareas, y coincidieron en que posiblemente su presencia se justificaba porque en esa oportunidad los allanamientos se iban a realizar en domicilios de militares.
Por su parte, los abogados defensores denunciaron que en dichos procesos existieron varias irregularidades que no dejan en claro cual fue el verdadero rol que cumplieron los miembros de la CRIM en esos hechos. Asimismo, el Tribunal Oral Federal N° 4, integrado por los jueces Leopoldo Bruglia, María Sanmartino y Horacio Vaccare, informó que esta semana de debe terminar con la presentación de testigos y comunicó que entre el lunes y martes próximos se harán los alegatos.
Ratas prueban banquete oficial
Las medidas de seguridad usada por la Central de Reunión de Inteligencia (CRIM) no tienen nada que envidiarle a una película de James Bond. Las actividades de espionaje utilizadas para estudiar la seguridad son frecuentes, así como también lo son las inspecciones y el control bromatológico. El teniente coronel Pedro Saravia Paz comentó en su declaración, que es moneda corriente cuando va un alto mando a comer al edificio militar donde tiene su sede la CRIM, hacer probar la comida por ratas de laboratorio. Lo que no informó este agente de inteligencia es el porcentaje de ratas envenenadas.