De está forma, Nercellas se refirió al pedido que realizó ayer uno de los abogados de Carlos Telleldín, José Luis Sasso, quien solicitó, en el final de la séptima audiencia, que la abogada preste declaración testimonial en la causa a raíz de que “estuvo presente en una de las dos declaraciones que prestó el enigmático testigo C”. El abogado, además, apuntó que los datos de esa reunión pueden ser “muy útiles para el desarrollo futuro de la causa”.
En dialogo con Diariojudicial.com, Nercellas afirmó que en estos planteos “lo único que quieren las defensas es que se pase el tiempo hablando de cosas banales” y que se termine corriendo “la vista” del objeto procesal del juicio, que es saber cuales son las personas que colaboraron con los terroristas para matar 85 personas en julio de 1994, y remarcó que así las audiencias se pierden en debates que “son totalmente infructuosos”.
Asimismo, Nercellas consideró que no toma el pedido de Sasso como “algo personal”, sino que lo entiende como parte de una “gran maniobra disuasiva” que están llevando a cabo las defensas de los veinte imputados.
En tanto, explicó que la DAIA se acercó al testigo C porque se enteró que en Alemania había un ex agente iraní que había colaborado con las autoridades de ese país europeo para esclarecer la muerte de cinco iraníes disidentes. Cuando se contactan con él se lo comunicaron al juez Juan José Galeano, que era quien llevaba adelante la instrucción de la causa , para poder analizar si esta persona sabía quienes habrían colaborado con el atentado contra la AMIA. Una vez confirmado que “C” tenía datos, se procedió a realizar dos entrevistas, una en Alemania y la otra en México, de la cual tomó parte Nercellas.
Según la abogada, el encuentro, que se realizó a principios de 1998, salió publicado en todos los medios, y manifestó que le resultaba “llamativo” que tanto las defensas como la querella de Memoria Activa se preocupen “recién ahora por el tema del testigo C, cuando pasó tanto tiempo”.
En ese sentido, indicó que cuando se realizó la entrevista, todos los presentes, incluidos el juez Galeno y los fiscales, firmaron un pacto de confidencialidad con el gobierno alemán, ya que el testigo C era protegido por ese Estado, para no difundir lo que se había dicho en la reunión, y adelantó que dicho convenio lo va a “respetar” y que si tiene que declarar va a decir “sólo aquello que pueda contar y no lo que se refiere netamente a la prueba”.
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