B) ASOMBRO. Causó el comentario de un conocido abogado, muy cercano a uno de los camaristas de la Sala II, en bien servido almuerzo. Didácticamente, el profesional explicó a neófitos que criticaban a la cámara -desde derecha e izquierda- por su decisión de haber postergado la confirmación o el revocamiento del procesamiento y prisión preventiva de Carlos Menem. La situación venía mal para el ex presidente porque en caso de definir, Martín Irurzun y Horacio Cattani iban a confirmar, arrastrando -además- el voto de Luraschi. Por eso, ante algunos elementos dudosos y porque en Penal Económico se habían tomado algunas medidas que se contradecían con Urso con respecto a los mismos imputados, los camaristas encontraron un atajo para permitir alguna otra salida que beneficie a Menem. Si confirmaban, quedaba preso hasta el juicio oral y público porque se duda que la Corte diera vuelta dos fallos: uno del juez de grado y otro de la cámara, ante la tremenda presión de los medios que quieren que Menem siga por un tiempo largo en la quinta de Don Torcuato. Por eso la Corte corre contra reloj antes que pudiera confirmarse un presunto delito por contrabando pese a que desde el gobierno han empezado a surgir voces que desean a Menem libre para pararlo a Eduardo Duhalde que aspira a convertirse en jefe del PJ y en el principal adversario de Fernando de la Rúa.
C) PIEZAS. De este juego de ajedrez judicial y político depende -al menos eso creen en la City importantísimos operadores financieros que tienen línea directa con Wall Street- la renegociación total de la deuda externa. Es que importantes asesores de Cavallo lo han convencido de que si arregla toda la renegociación de la deuda, el riesgo país bajaría a 600 o menos puntos y ello redundaría en un beneficio político considerable. Pero si ello ocurre, antes que sea percibido por la opinión pública, el ministro de Economía podría ser echado del gobierno y comenzar a recorrer los pasillos de los tribunales con la misma suerte de Menem. Ni siquiera un transitorio exilio en Harvard -está anotado en una cátedra para dar clases- como quieren su mujer y su hija, podría salvarlo de una persecución judicial que haría interminable su exposición ante los medios. Ese al menos, es el consejo que le ha dado su abogado en las sombras, Luis Moreno Ocampo, experto conocedor de esos enjuages. Por eso, el ministro se resignó a arreglar un acuerdo con la familia de Alfredo Yabrán y suplicar el perdón de Belluscio, el juez de la Corte que tuvo que ser convencido por Raúl Alfonsín para que no complique más a su antiguo adversario político. Este ejemplo es el que utiliza Moreno Ocampo: "si tuviera solucionado la economía, jamás Alfonsín hubiera abogado a favor" y Cavallo trata de ganar el mayor tiempo posible.
D) BAUTISMO. En el fuero federal tendrá el flamante juez Sergio Torres, quien irá a ocupar el despacho que dejó hace más de dos años Carlos Branca, quien en los primeros meses del año que viene irá a juicio oral y público. Como se recuerda, Branca fue acusado de haber protegido a una supuesta banda de contrabandista y fue denunciado por el método de la "cámara oculta" que inauguró en este país, el ex fiscal federal Luis Moreno Ocampo, de quien se dice fue contratado por Domingo Cavallo para supervisar todas las causas en su contra que tiene abiertas el, por ahora, ministro de Economía. Cavallo tiene temor de correr la misma suerte que su jefe político, Carlos Menem, y por ello trata de cerrar -por lo menos- las querellas, siendo la última, la acusación de calumnias e injurias que le seguía la familia de Alfredo Yabrán. Pero volviendo a Torres, se dice que debutará con la instrucción en marcha que le deja Claudio Bonadío -el último juez en subrogar el juzgado federal 12- que involucra a los últimos presidentes del Banco Central -Roque Fernandez, Pedro Pou y Roque Maccarone, incluído- y todos los titulares del Banco Nación. Los banqueros deberán responder por las responsabilidades que se los achaca en la liquidación de los ex bancos Feigín y Medefín.