El alma espiritual, con su inteligencia, su libre voluntad y sus sentimientos,
es lo que dignifica al hombre y lo hace el único titular de derechos humanos.
Esta realidad espiritual, encarnada indisolublemente a su cuerpo material, lo
constituye en rey de la creación. No hay nada más importante que él en el Universo,
tanto en el reino animal, vegetal como mineral, excepto Dios.
Digno, dice la Real Academia, es lo "que merece algo en sentido
favorable o adverso(...)correspondiente, proporcionado al mérito y condición
de una persona o cosa" .
Jacques Maritain expresa que el hombre, creado por Dios,
"(...)se sostiene a sí mismo por la inteligencia y la voluntad", lo
que significa "(...)que en la carne y los huesos del hombre hay un alma
que es un espíritu y vale más que todo el universo material". "La persona tiene
una dignidad absoluta porque está en relación directa con lo absoluto, único
medio en que puede hallar su plena realización".
"Esta descripción no es monopolio de la filosofía cristiana(...) Es común
a todas las filosofías que, de una u otro manera, reconocen la existencia de
un Absoluto superior al orden todo del universo, y el valor supratemporal del
alma humana." Los que no aceptan el derecho natural fundan los derechos
en el historicismo, y hablan de derechos históricos, o en la ética,
y los tienen como derechos morales.
Germán Bidart Campos dice que la dignidad del hombre es "inherente a
su ser, a su esencia, a su naturaleza(...)Quién no "es" hombre (ausencia ontológica
de ser) no puede resistir el predicado de la dignidad." [1]
El hombre además de individuo, diferente de otros seres, y persona,
consiente y libre, tiene personalidad, ya que todas las personas
son iguales en dignidad, pero al desarrollar sus potencias espirituales y materiales,
o sea sus personalidades, se tornan distintas y diferentes, y merecen un trato
jurídico diferenciado (por eso el que tiene más capacidad económica deben pagar
más impuestos que los que tienen menos).
ANIMAL POLÍTICO
El hombre es por naturaleza sociable, es un animal político -como
decía Aristóteles-, y al entrar en relación de alteridad necesita proteger el
desarrollo de su personalidad, este universo hipostático, como dicen los teólogos,
unidad indisoluble de espíritu y materia, donde los bienes de la libertad,
que residen en su espíritu; el de la vida, que está en su realidad
material, y el del trabajo, que se expresan en su personalidad,
espiritual y material, necesitan ser defendidos para ser respetados y protegidos,
y allí nacen los derechos humanos, antes y por encima de las constituciones
y las leyes, en defensa de su dignidad personal y sus bienes
fundamentales: la libertad, la vida y el trabajo.
Derecho viene del latín dirigere (dirigir) o regere
(regir), lo que alude a lo recto, o sea a la conducta dirigida o regida por
el bien común, que es su fin. El "derecho a ser hombre" es el
primero de ellos, le siguen el derecho a la libertad, el derecho
a la vida y el derecho al trabajo, y los demás derechos
humanos son una derivación de estos.
Los derechos naturales tienen su raíz en la eminente dignidad
del hombre, como una realidad ontológica, que es "un orden
ideal relativo a las acciones humanas, una división entre lo conveniente y lo
inconveniente, lo adecuado e inandecuado,(...)" pero también como realidad
gnoseológica, que significa el progresivo conocimiento de la
humanidad de sus derechos naturales, guiados por sus inclinaciones
y su razón. El derecho natural es, entonces, de contenido
progresivo, ya que su contendido se ha conocido a través del tiempo,
lo que nos impide hablar de derechos "nuevos" o "viejos".
La sociedad, para Maritain, "(...)se forma como una cosa exigida por
la naturaleza, como una obra cumplida por un trabajo de razón y voluntad y libremente
consentida(...)la persona humana reclama la vida política, la vida en sociedad",
y de allí nace la sociedad política, que se justifica en su fin,
el bien común, que es para este autor, "la buena vida humana
de la multitud".
El constitucionalismo, ordenó las sociedades políticas mediante
una Constitución y las leyes, que indican lo que es justo en las relaciones
interpersonales, y garantizan esos derechos y creó, además, el estado,
que es la parte de la sociedad política especializada "en el mantenimiento
de la ley (que la sanciona, la aplica y la interpreta, en caso de conflictos),
el fomento del bienestar común y el orden público, así como la administración
de los asuntos públicos."
Los derechos humanos son, entonces, la relación humana justa, que tiene
su origen en la ley, de naturaleza ética o moral, dirigida al bien común.
Crece hoy, racional y emotivamente, en el mundo la idea de proteger
los derechos humanos, no sólo porque hubo desaparecidos, muertos, vejados o
discriminados por razones políticas, por guerras, sino también como reacción
en contra de la desigualdad provocada por el capitalismo salvaje.
Jorge Horacio Gentile
Profesor de Derecho Constitucional de las Universidades Nacional y Católica
de Córdoba y ex diputado de la Nación de la Democracia Cristiana.