En la audiencia de hoy, que se extendió durante más de una hora con la presencia del juez Norberto Oyarbide y el fiscal Carlos Cearras (en reemplazo de Carlos Stornelli, de vacaciones), Gallo desmintió los dichos de su ex jefe, Fernando De la Rúa, al asegurar que nunca supo de los supuestos dichos del presidente Eduardo Duhalde en Estados Unidos, de que en agosto de 2001 anticipó que asumiría el gobierno a fin de ese mismo año.
“Me enteré por los medios periodísticos, en estos días”, aseguró Gallo en la su declaración, que Diariojudicial.Com publica completa. En la misma línea, desmintió haberle hecho referencia a De la Rúa sobre el supuesto meeting de Duhalde en Washington, pero a partir de allí la declaración se asemejó mucha a su primera incursión ante Oyarbide: mucho ruido político y nada que huela a probanza judicial.
En tren de acusaciones, Gallo aseguró por ejemplo que “más allá de las reuniones y versiones sobre reuniones, la toma del poder o la salida anticipada del Dr. De la Rúa, por parte del peronismo, fue un acto que se podría llamar de complot explícito”.
De cualquier forma, Gallo no se privó de orientar al juez hacia otro encuentro, realizado -según el ex funcionario- el 14 de agosto de 2001 en las oficinas de Inter-American Dialogue, en la coqueta avenida Connecticut, en Washington. Gallo nombró en la declaración a su informante, el periodista argentino Mario del Carril, un empleado del Banco Mundial.
Gallo aseguró que en ese encuentro “se analizaron los escenarios posibles de terminación anticipada” del gobierno de De la Rúa y que cualquier funcionario, incluído Duhalde podría reemplazarlo. Sin embargo, Gallo contó en su declaración que no pudo confirmar la especie: cuando se comunicó con Inter-American le negaron una copia de la minuta del encuentro.
Mientras tanto, la semana pasada podría declarar el embajador argentino en Suiza, Guillermo González, quien -según la versión inicial aportada por el periodista Miguel Bonasso- estaba presente cuando Duhalde se autocandidateó. Según algunos trascendidos periodísticos, el diplomático terminaría de “pinchar” la pista Estados Unidos: el también dirá que no escuchó las palabras claves de boca del presidente.