En ese sentido, para la AABA está fuera de toda duda la relevancia científica, doctrinaria, académica, profesional, política y ética de Zaffaroni en la materias constitucional y de derechos humanos, derecho penal y criminología.
Según la entidad, la trayectoria del abogado se ajusta “no sólo desde lo formal a los requerimientos del decreto 222/03” sino que, además “cumplimentan las necesidades de dotar con su integración a las imprescindibles condiciones de legitimación y valoración política, social y doctrinaria a la Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
También, la institución apuntó que el carácter de jurista se resume “en la persona y actividad del Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, condición reconocida nacional e internacionalmente... asentado en la actividad docente, académica, publicista y práctica militante en pos de la vigencia del más amplio sistema de derechos y garantías individuales,...”
Asimismo, y conforme las peticiones originarias de la asociación solicita que “se resuelva como medida de discriminación positiva, a igualdad de méritos, la designación de una abogada en las futuras vacantes que pudieran producirse en el Alto Tribunal.”
Impugnación
Por su parte, el presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Roberto Durrieu en declaraciones a distintos medios manifestó que el rechazo de la institución a que Zaffaroni ocupe uno de los 9 lugares de la Corte se debe a que en los últimos 30 o 35 años éste se dedico con “esmero y éxito académico a estudiar la ciencia del Derecho Penal y a elaborar teorías distintas a las que habitualmente se repiten”.
Al respecto agregó que trabajó de tal forma que llegó a la conclusión de que el Derecho Penal se debe disminuir lo más que se pueda y si es posible abolirlo".
Asimismo, Durrieu quien es un reconocido especialista en derecho penal, precisó que la teoría que pregona Zaffaroni nació dentro de un movimiento de teoría marxista y que nunca tuvo eco salvo en Argentina en donde por 1984 seguidores del candidato buscaron por todos los medios disminuir los castigos a los delincuentes.
Además, manifestó que por esos años y dado que la Argentina salía de un proceso militar los partidarios de la teoría que pregona Zaffaroni buscaron imponer un derecho en materia penal “mucho más liviano” y como consecuencia se le rebajaron las penas a los guerrilleros y muchos de ellos comenzaron a lograr la libertad inmediatamente, y a los delincuentes comunes les bajaron un tercio las penas que habían recibido".
Durrieu fue duro y le advirtió al reconocido abogado que "le guste o no, la Constitución exige que se creen delitos y se castigue a los delincuentes", al tiempo que "también establece derechos para los delincuentes".