Alertada de la situación fue la policía alemana la que intervino en un primer momento para comprobar la veracidad de los hechos denunciados y los agentes corroboraron que cada vez que hombre hacia el saludo nazi, el perro, llamado paradójicamente Adolf, lo imitaba.
Además, de ser acusado por este hecho sobre el hombre pesan otras denuncias. Una por llevar una remera con el retrato de Hitler y otra por entonar a diario los lemas que los nazis usaron en la década del 40.
La situación del imputado, que además usa un bigote al estilo del Fuhrer, deberá ser analizada por un tribunal que buscará determinar si por las pruebas reunidas se puede condenar al imputado por apología del nazismo.