"Se trata de una ley importante que va a poner fin a una práctica aberrante y esto continuará estimulando una cultura pro-vida en Estados Unidos", opinó el presidente mediante un comunicado publicado por la Casa Blanca, manifestando abiertamente su adhesión a esta medida tomada en complacencia de los sectores más conservadores de ese país.
La práctica ahora prohibida es conocida como "dilatación y extracción", y consta en realizar en el tercer trimestre de embarazo la extracción del feto del útero a la vagina, donde se aspira el cerebro antes de retirar el resto del cuerpo.
Por su parte, la senadora demócrata de California Bárbara Boxer se quejó por interpretar que "por primera vez en la historia, el Congreso prohibió un procedimiento juzgado como indispensable para que los médicos puedan en ciertos casos salvar vidas humanas".