KIEN MANEJA LA BALANZA DEL BIEN Y DEL MAL. ¿Qué es delito y qué no? ¿Quién merece ser linchado y que se pudra en la cárcel y quién es una pobre víctima de las circunstancias digno de ser salvado por un fallo garantista? Cabello, los piqueteros, María Julia, Trusso, Beraja, Perdía, Vaca Narvaja, Barrionuevo, Ribelli & Telleldín, . La sala I de la Cámara Criminal y Correccional de la Capital Federal instaló un tema que ya había hecho su millaje en un sordo derrotero por distintas salas penales. ¿Es inconstitucional que una persona deba permanecer privada de su libertad mientras espera por su juicio oral y público, único momento en donde tiene posibilidad de ceder su principio de inocencia ante un fallo condenatorio? Elbert y Donna -ex compañeros de sala de Zaffaroni- lo hicieron posible. Sin darse cuenta de que los mayores beneficiaros del tema del "garantismo" son los acaudalados que con múltiples procesos de estafas y delitos de guante blanco seguramente tendrán recursos para sus cauciones, suficiente arraigo con empresas establecidas y suficientes amigos de anteriores o presentes influencias dispuestos a poner por ellos las manos en el fuego. Pero para la justicia argentina, la jurisprudencia salvo que sea plenaria no es vinculante. Y así muchas libertades o privaciones dependen del pulgar (ascendente o descendente) de los medios de comunicación. Casi como en "Sentencia previa" aquella ocurrente película de Spielberg, hay muchos condenados antes del juicio. El clima mediático inclina una balanza peligrosamente lábil y la justicia se convierte entonces en esa chica fácil que pasa de mano en mano y que quizá en un descuido queda embarazada o se contagia de SIDA. Muchos jueces en privado reconocen: hay que ser muy macho para soportar un par de titulares adversos o la constante mención en los dos minutos de noticias que destilan las radios cada vez que suena el pip. No cualquiera.
COMODORO K 2004. Aunque en algunos ámbitos de la vida nacional el tan mentado “efecto K” parece diluirse, en los pasillos del ex edificio de Vialidad Nacional en la avenida Comodoro Py 2002 sigue vivo y se lo percibe en muchos despachos. A juzgar por los silencios de algunos, las reapariciones de otros y la renovada vitalidad de los expedientes contra ex funcionarios menemistas y delarruístas (incluidos Menem y De la Rúa, claro), queda claro que la llegada de Néstor Kirchner a la casa de Gobierno promediando este 2003 que culminó no pasó desapercibida en los tribunales federales. Las causas de este aggiornamiento habrá que buscarlas en la siempre atenta mirada de los tiempos políticos de jueces y camaristas federales y también en una irrupción sin medias tintas del poder político en la arena federal. Se sabe que a Kirchner no le cierran para nada los jueces federales más referenciados del edificio de Retiro y nada más que por una cuestión de tiempos políticos el embate de la Casa Rosada no fue durante 2003 más marcado. Pero igual hubo escarceos y heridos. El caso paradigmático es el de el juez Juan José Galeano, el juez del caso AMIA que protagonizó a su pesar la noticia más importante del año a nivel federal: su desplazamiento del caso AMIA por orden de la Cámara Federal, que aceptó los primeros días de diciembre la recusación planteada por Memoria Activa, inspirada en buena medida en argumentos que ya había planteado –aunque paradójicamente sin éxito- el defensor del ex comisario bonaerense Juan José Ribelli. Galeano se quedó así sin la causa que instruyó durante 9 años apenas una semana después que el secretario de Justicia de la Nación, Pablo Lanusse, firmara un documento público de la Unidad Especial de Investigación del atentado donde se decía que era razonable una “renovación” en la etapa instructoria del caso AMIA. Una afirmación temeraria que pasó casi desapercibida en la prensa, hoy por hoy no muy afecta a criticar el vendaval “K”. Lo cierto es que un día después de la salida de Galeano la primera ciudadana Cristina Fernández tampoco se privó de hacer leña del árbol caído y fustigó a Galeano al declarar en el juicio oral a la supuesta conexión local. Ya se sabe, el titular del Juzgado Federal 9 está en la lista de los indeseables del kirchnerismo. ¿Resistirá? Tendrá en el 2004 una batalla fortísima en el Consejo de la Magistratura, que –dicen cerca del juez- tiene ganas de dar. Ya se verá.
Pero si Galeano es quien aparece con sus acciones en picada el que cotizó francamente en alza durante 2003 es el juez Rodolfo Canicoba Corral. En el último cuatrimestre del año recibió dos mega-causas, la de los crímenes en el Primer Cuerpo del Ejército y la de la AMIA, y vio reactivarse sorpresivamente otra, la de las coimas entre el Poder Ejecutivo y el Senado de la Nación. Un expediente que el juez de los trajes medidamente rimbombantes esperaba archivar más temprano que tarde. Pero llegó el ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto y mando a parar. Está claro que en el arranque de este año judicial la primera gran noticia serán los procesamientos que van a venir en este expediente (seguro Pontaquarto, que se autoincriminó, pero también los ex senadores Genoud y Cantarero y el ex jefe de la SIDE Fernando De Santibañes), pero conviene no olvidar que Canicoba Corral arrastra también otra causa por la que seguirá siendo noticia: la que involucra a la ex polifuncionaria menemista María Julia Alsogaray. También sobre el final del año, en ese expediente la Cámara Federal le ordenó al juez que evalúe si no se debe unificar en una sola “megacausa” la mayoría de las investigaciones contra la Alsogaray, ya que aparece rodeada siempre de los mismos personajes en su paso por distintos estamentos de la administración pública. Con el caso Coimas acaparando espacio, la suerte de Maria Julia pasó a segundo plano, pero hay que estar atentos a lo que haga Canicoba Corral, el más “K”, hoy por hoy, de los jueces federales.
Nos vemos en Febrero!