Este organismo, que tiene su sede en Miami, Estados Unidos, advirtió que “el derecho de los ciudadanos a buscar información, difundirla, expresar sus opiniones y debatir libremente se ve progresivamente restringido, lo que va empobreciendo gradual y sutilmente nuestras democracias”.
En este sentido, atribuyen también este flagelo a “climas económicos adversos que han limitado la capacidad de algunos medios de información para operar libremente”, sumado esto a “los temores de terrorismo” que “han restringido el acceso de los medios a la información tanto en Estados Unidos como en otros países”.
“Los que se dedican al periodismo de investigación y comentaristas de radio y televisión francos y abiertos continúan siendo blanco principal de asesinatos perpetrados por delincuentes en algunos países, especialmente en Colombia y Haití”, en tanto que la SIP alertó también sobre el surgimiento de “una tendencia perturbadora” que consiste en que los periodistas que cubren noticias cotidianas son objetivo frecuente de la policía o de bandas de simpatizantes de los gobiernos de turno de cada país.
“La mayoría de estos asesinatos quedan sin resolverse y sus autores permanecen en la impunidad” explicaron, mientras en algunos países “una aparente calma esconde serias y graves amenazas contra los periodistas proferidas desde frentes tan dispares como los narcotraficantes y sus organizaciones criminales, hasta los jueces y los propios gobernantes”.
Finalmente, la SIP denunció que “en muchos países continúan aplicándose las llamadas leyes de ‘desacato’, que restringen la crítica a los funcionarios públicos”, mientras que la guerra en Irak y el incremento de las medidas de seguridad por la lucha contra el terrorismo “han hecho que los problemas relacionados con la libertad de prensa sigan aumentando en Estados Unidos”.
En este sentido, el informe de la SIP difunde nuevos datos en relación con la muerte del camarógrafo ucraniano Taras Protsyuk, de la agencia Reuters, y del español José Couso, de la cadena española de televisión “Tele Cinco”, muertos cuando un tanque estadounidense abrió fuego el 8 de abril de 2003 contra el Hotel Palestina en Bagdad, donde estaban alojados un gran número de periodistas.
Este organismo manifestó además su extrañeza por la presunta noticia de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos haya advertido a las casas editoriales que enfrentarían graves consecuencias legales si editaban los manuscritos procedentes de Irán y otros países con los cuales este país mantiene un embargo comercial, por considerar que eso supone “comerciar con el enemigo”.