17 de Julio de 2024
Edicion 7007 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 18/07/2024

Enfoques

TEMARIO

TEMARIO

I.          HISTORIA

I.I         Antecedentes

I.I.I        Los procesos integrativos

 
I

I.        HISTORIA

 

I-I. Antecedentes.

I-I-I. Los procesos integrativos.

La idea moderna de integración se desarrolla desde la segunda posguerra mundial y hasta el presente podemos señalar que se han exteriorizado dos formas muy diferentes: la primera para Europa, mediante el Mercado Común Europeo; y la segunda, que surge de la crisis del sistema capitalista de los años setenta, y que da lugar a la conformación de distintos bloques, con características disímiles.(

            El Mercosur surge tardíamente dentro de esta segunda modalidad. Esto es importante recalcarlo y recordarlo, pues, no se trata de una decisión autónoma y soberana, sino de una consecuencia o respuesta a una situación de crisis del sistema, con particularidades especiales para Argentina y Latinoamérica, en razón de su periferia con el sistema económico capitalista. Del Mercado Común Europeo, si bien tiene causas genéticas distintas, es el único que ha pergeñado un modelo con experiencia para extraer conclusiones más o menos valederas y de significación para nuestra integración.

Hay dos definiciones básicas que apuntan al origen, ambas económicas: la CEE implica la respuesta para la reconstrucción del sistema productivo de bienes y servicios, y ello se lleva  a cabo mediante el aporte de capital norteamericano. Tampoco podemos dejar de puntualizar que desde el inicio, además de plantearse como un objetivo económico, se constituyó en un pensamiento con dimensión cultural, científica, social, etc., con absoluta concientización del hombre europeo y su intensa participación. Esto resulta esencial porque implica rever el concepto de soberanía nacional, tan arraigado y que derivó en una de las causas de la Segunda Guerra Mundial. El hombre europeo priorizó el desarrollo integral y solidario, por sobre el mero crecimiento económico nacional. Esto tiene múltiples ejemplos, que van desde las enormes pérdidas de ciertos ferrocarriles que mantienen unidas localidades y pueblos que por el contrario hubiesen desaparecido con la modernidad –v. gr., el norte de España, Cataluña, el sur de Italia o el interior de Portugal- hasta la circulación de los estudiantes por las distintas universidades, con becas, albergues, etc., como si toda Europa fuese un mismo universo.

En lo jurídico, la creación de organismos supranacionales marca una característica propia y única de los sistemas integrativos democráticos de este siglo. El derecho comunitario se edifica así sobre bases sólidas y desinteresadas de tal o cual Estado particular, la jurisdicción y competencia de organismos de justicia se hacen creíbles y han adquirido un prestigio internacional importante.

            Si bien el modelo de integración nace como una respuesta a una crisis del sistema político, social y económico, su base es la conciencia europea como  forma de pensamiento del hombre europeo y decisión soberana de los Estados.

I.II- La crisis del sistema capitalista de los años sesenta y el reajuste estructural. Incidencia en la génesis del Derecho y la Economía del Mercosur.

Si bien el germen ya estaba en la segunda mitad de los años sesenta, los síntomas comenzaron a evidenciarse en el principio de la década del setenta, y al promediar la misma, el mundo desarrollado ya estaba afrontando la peor y más persistente crisis del sistema de economía capitalista que se haya visto, aun superando la de 1929, y que se manifiesta en los magros  logros del balance final de la década.

¿Cuáles fueron las causas y los problemas?

La distancia entre las rentas o beneficios esperados  -por los capitalistas y el capital en sí mismo- y las efectivamente acaecidas, reflejaban un profundo abismo, a tal extremo que se deterioraba la misma capacidad de acumulación. Éste era sólo el efecto, lo que en realidad estaba pasando era que el sistema de acumulación fordiano o neofordiano se estaba agotando, como sistema productivo, manifestado por el decrecimiento de la productividad; a ello hay que adicionar la crisis fiscal del Estado, la falta de creación progresiva de empleos, etc., sin descuidar, por supuesto, las dos crisis del petróleo, fundamentalmente como fuentes de energía, que sin duda generaron en sí mismas problemas, como factores generales, que se profundizaban en los países subdesarrollados o de mera subsistencia, con la generación o aplicación de enormes deudas externas, descontroladas por la corrupción de los gobiernos militares y las seudodemocracias, etc. Aun cuando en estos últimos los efectos se manifiestan durante la reciente década de los años 80, con hiperinflaciones, quiebras bancarias, etc.

Lo concreto es que los estados nacionales, y en algunos supuestos, tampoco la CEE o América del Norte (México, EE.UU. y Canadá), tuvieron una respuesta inmediata para ajustarse a esta situación nueva y cambiante, de allí que se inicia un período de ajuste o reajuste estructural del sistema de economía capitalista, que entre nosotros se materializó violentamente en el “plan Cavallo”, a partir de 1990.

Trataremos de dar cuenta de las “causas” de la crisis y señalar algunas de las “consecuencias” del denominado “plan de ajuste”, que, obviamente, se “concausan” con el proceso de integración Mercosur.     

I.II.I. Panorama global de las causas del desajuste.

Para entender mejor el proceso de integración que aquí nos reúne, creemos necesario hacer un análisis de las causales de la crisis en las décadas precedentes.  Las mismas si bien constituyen sus antecedentes, nos permiten entender mejor a todo el proceso de integración y fundamentalmente sus principios establecidos. Por ello hemos decidido extendernos más en este tema, ya que nos  permite un mejor análisis de los demás  planteados, ya que son consecuencia de lo acontecido. 

a)-  La crisis fiscal.

Se entiende por tal, la relación tendencial y acelerada entre el aumento de gastos gubernamentales y el decrecimiento del nivel de ingresos. Algunos argumentos para la justificación del primer término de la relación: el subvencionamiento estatal a toda la promoción industrial desde 1970 (en la Argentina esto se dio para radicación de empresas en provincias o Estados pauperizados), que, en general, en países subdesarrollados implicó una falsa opción de crecimiento industrial y permitió un manejo corrupto de los fondos; paralelamente, implicó el crecimiento a costa del Estado del patrimonio sindical, con un bajo porcentaje de recupero por manejo indiscriminado de los fondos de obras sociales, v. gr., inversiones en turismo social, etc. Por otro lado, la tarea de política de imposición fiscal, destinada a la obtención de ingresos de los sectores de más alta riqueza, reemplazado por impuestos al consumo de más fácil recaudación, pero magros, así como también el debilitamiento y corrupción de controles y percepción de esa imposición fiscal. El gasto, en el fenómeno de la remodelación urbanística, que constituyó una de las inversiones más significantes de la historia de la humanidad (en la Argentina basta recordar las autopistas), con escasa o ninguna rentabilidad social, sino sólo servir para el desarrollo de un determinado sector, triunfante de una puja corporativa. Para cerrar esta primera causa resulta importante resaltar un fragmento de James O’ Connors [1], que es lo suficientemente demostrativo del cuadro causal de situación  planteada: “Cada clase y cada grupo económico desea que el gobierno gaste cada vez más en un número creciente de cosas, pero nadie desea pagar nuevos impuestos o mayores tasas que las ya existentes. En realidad, todo el mundo desea menores impuestos y muchos grupos han realizado con éxito movilizaciones para obtener una disminución de los mismos”.      

Rescatamos de la transcripción dos o tres ideas básicas:

·                     La primera, la puja corporativa –para algunos de clase- por la mayor obtención de la transferencia de recursos de patrimonio general al sectorial (que no son sino las promociones industriales);

·         La segunda, la resistencia de la población a pagar más impuestos.

En este aspecto surge una idea sociológica: de poder establecer si este resultado es consecuencia de una conciencia masiva, por haber descubierto la comunidad la trampa en la transferencia de recursos, sin un acrecentamiento del nivel del bienestar masivo, o simplemente una consecuencia de puja corporativa para no entregar por otros caminos los beneficios o privilegios obtenidos. Como en todas las cosas, tal vez haya algo de ambas.

·                     La tercera es la contienda sectorial –como grupos económicos- para obtener desplazamientos impositivos, es decir, ensanchar la base imponible hacia otros sectores de la sociedad, v. gr.: hemos pasado de una imposición a la renta al consumo. Obvio resulta que los sectores no son los mismos.

b) La tecnología y la organización.

Fueron también dos factores coadyuvantes para la crisis y, luego, para el crecimiento posterior, que aunque parezca a primera vista antitético, no fue así. Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, la tecnología y la organización (casi toda la década del 50) comenzaron a experimentar uno de los vuelcos más trascendentes y acelerados de la historia de la humanidad, es obvio, para aquellos que poseían la propensión al desarrollo por su capital acumulado o gozaban de condiciones económicas de excepción, v.gr.: Japón y el Mercado Común Europeo, EE.UU., etc. La evolución tecnológica generó desequilibrios que afectaron no sólo internamente a los países y sus empresas, sino también a las relaciones entre los países y empresas, lo que demandó inmensos costes de transición que fueron creando con el correr de la década del 70 una competencia egoísta que afectó grandemente las economías, proceso que se revierte gradualmente en la década siguiente con los llamados “acuerdos interempresarios de compatibilización o cooperación para la competencia internacional”, etc., creando una interdependencia sujeta a reglas muy particulares y rígidas (o lo que podríamos aventurarnos a denominar, la competencia negociada). Los países subdesarrollados quedaron en gran medida marginados a todos estos acuerdos, perdiendo así situación de oportunidad (así se denominó a aquellos que se encontrarían con la posibilidad siquiera de tener acceso al punto inicial; el reflejo de ello, hoy, es más que evidente). En cuanto a los esquemas organizacionales, también entraron en crisis; se plantearon las grandes disyuntivas: crecer en la ampliación de poderosas plantas industriales (al estilo de EE.UU) o segmentarse para una rápida movilidad (al modo asiático), generar todo el proceso productivo o desmembrarlo de acuerdo con los costos de oportunidad, etc.

Sólo podemos señalar tímidamente que promediando la década del 80, estas cuestiones recién se iban clarificando en Occidente: comenzaba para los países de punta la gran reestructuración con una favorable tendencia al modelo asiático.

Estos cambios tecnológicos y de organización afectaron también al sector laboral, con gigantescos desempleos, una reclasificación laboral –con reeducación estatal y/o sindical- y procesos crecientes de subempleo.

c) L as crisis del petróleo.

La crisis del petróleo vino a sumarse a esta situación de cambio, profundizando el desajuste. La primera de ellas significó para el mundo occidental europeo y el sudeste asiático  (especialmente Japón, de economía altamente dependiente en el sector energético) una reducción física de los suministros, con impacto inmediato en sus proyectos de crecimiento, pues afectó los costos y su superación fue reforzando la tendencia inflacionista, para mantener el ritmo de rentabilidad, la renovación y acumulación de capital. En esta tendencia inflacionaria también resultó afectado el proceso de formación de salarios, más que el salario mismo, aunque, obviamente, el resultado final fue esto último.

La segunda crisis del petróleo profundizó la falta de respuesta de las empresas para acomodarse a los nuevos costes energéticos, con lo cual se procedió a incentivar los movimientos inflacionarios. Sus efectos no tardaron en aparecer en el creciente deterioro salarial, el sector público tuvo que asistir financieramente a las empresas, etc., para evitar que su falta de eficacia tuviera como resultado inevitable la pérdida internacional de mercados. 

Queremos destacar que el enfoque del análisis de los temas que preceden constituyen sin lugar a dudas los fundamentos para la integración regional a través del MERCOSUR. 

 

II. IDENTIDAD

El MERCOSUR deberá tener su propia identidad que lo identifique y ello se logrará mediante la unificación y armonización de códigos y leyes, que representen los valores e idiosincracia de los pueblos latinoamericanos que lo integran. No deberá confundirse ni con el ALCA, ni con el NAFTA, ni con el Mercado Común Europeo. Distintas normas para distintas realidades, pues de lo contrario el MERCOSUR sufrirá sin ninguna duda una crisis de identidad.

 

III. CULTURA

            La educación y la formación de profesionales constituyen dos elementos importantes de análisis. La compatibilización de programas de educación, la introducción de nuevas tecnologías en la enseñanza, la integración histórica, etc. Esto permite una mayor facilidad en la movilidad del factor humano en la región.

 

IV. DERECHO

Consideramos importante dar una perspectiva de la situación de cada uno de los países integrantes del MERCOSUR en relación a otras organizaciones internacionales.  Siendo éste un proceso subregional, inserto en la Organización Mundial de Comercio, y siendo sus 4 miembros parte del GATT, se entiende que aquel, debe respetar las reglas y principios que ordenan y rigen estas organizaciones internacionales. Uno de los principios fundamentales en materia de tráfico comercial en el ámbito del GATT, es la “cláusula de la nación más favorecida”, por la cual, en materia de derechos aduaneros, cualquier ventaja que un Estado parte otorgue a un producto originario de otro país, será concedida de inmediato e incondicionalmente a los productos  similares originarios de todos los Estados parte. Dicha regla contempla, sin embargo, dos excepciones: las Zonas de libre comercio y las Uniones aduaneras, supuestos dentro de los cuales el MERCOSUR puede ser encuadrado. De modo que –previa tramitación de una autorización- el MERCOSUR pudo quedar exento del cumplimiento de esta regla.

Situación análoga se presenta respecto del ALADI, puesto que los cuatros países integrantes del MERCOSUR pertenecen a dicho acuerdo regional. De modo que el MERCOSUR fue inscripto como un Acuerdo de Alcance Parcial respecto de aquél (firmado en el año 1991 como Acuerdo de Complementación Económica) a fin de que –también en este caso- el MERCOSUR sea exceptuado del cumplimiento de la cláusula de la nación más favorecida. 

 

V. ECONOMIA

Uno de los cambios fundamentales de la década de los ochenta es la tendencia a la globalización del mercado,  y con ello se comienzan a cambiar las reglas de la competencia en el comercio internacional. Esto involucra desde la tecnología de producción, con repercusión obvia en los costes, la circulación y la cadena de comercialización, especialmente, en este sentido, la mayor diversidad de productos, la mayor complementariedad de los mismos y la velocidad de consumo mediante los cambios que se operan por la publicidad inductiva.

Resulta imposible desde la Nación, unilateralmente, negociar mejores condiciones para la exportación; hoy ello se realiza desde los bloques. En ellos se discuten reducción de aranceles, subsidios encubiertos, financiamientos, etc. Pero, además, políticas macroeconómicas destinadas a esfuerzos conjuntos para la exportación desde la región, favoreciendo uniones o asociaciones de empresas, tal es el caso de la Brahma, la Quilmes respecto de la malta para Brasil u Holanda.

El crecimiento tecnológico es uno de los factores de la producción de mayor importancia para el desarrollo, pero, a no dudarlo, patrimonio de los países superdesarrollados que han invertido enormes sumas en investigación. Consideramos que es necesario tratar de realizar proyectos comunes para el desarrollo tecnológico propio; pero, claro está, esto implica inversión en educación no sólo desde el Estado sino también desde las empresas; basta para esto citar los modelos japonés y alemán, donde las empresas contribuyen con enormes sumas al perfeccionamiento de procesos de manufacturación y nuevas tecnologías, especialmente en las denominadas inversiones de alto riesgo en técnicas de avanzada.

Para ver un ejemplo del desajuste actual basta sólo mostrar las asimetrías estructurales y coyunturales con el Brasil, que van desde la composición y cuantía en los salarios; los subsidios a la producción agrícola e industrial; el tipo de cambio; el ajuste que se produce en la Argentina y no en Brasil, etc.

Una política conjunta energética es fundamental: en la Argentina el promedio para la industria oscila en los u$s 100 por megavatio-hora; en Brasil, exactamente la mitad.

Por el hecho de distribuir en la región el escaso capital existente, la atracción de capitales exteriores no puede hacerse desde los Estados nacionales, pues deben priorizarse proyectos conjuntos, evitar proyectos de inversiones rivales. Esto requiere una unificación en materia de entidades financieras, sistema de captación de ahorros públicos, las reglas de las Bolsas de Valores.

 

V.I. El desarrollo de un mercado interior en el Mercosur.

La idea de un espacio económico unificado implica cuestiones muy importantes tales como:

a)       Modificación de instituciones: el paso de las instituciones nacionales a supranacionales.

b)       Nuevas políticas macroeconómicas, tratando de generar condiciones para una competencia leal, con respeta por la seguridad, evitando el traslado de riesgos innecesarios hacia los consumidores, donde el Estado va a jugar un rol preventivo importante.

c)       Cooperación política entre los Estados.

d)       Cooperación entre las empresas: pasar de la rivalidad a la complementariedad.

e)       La dimensión monetaria, que implica: garantía de una libre convertibilidad de las monedas en la región; liberalización completa de movimiento de capitales en el ámbito regional e integración de mercados bancarios y financieros (informe Delors del 12 de abril de 1989 para el MCE), tal como progresivamente lo ha hecho Europa.

 

VI. SOCIOLOGIA

      Desde el punto de vista sociológico creemos importante remarcar la necesidad de establecer una verdadera integración de cada uno del Estados Partes y sus representantes; teniendo en cuenta como  base  la conciencia de sus pueblos como  forma de pensamiento del hombre latinoamericano y que ello constituya los cimientos de la decisión soberana de los Estados. De ese modo se podrá rescatar el verdadero sentido de integración que aquí nos convoca.

 

VII. PRINCIPIOS Y LIBERTADES ESENCIALES EN LA INTEGRACION.

VII. I. El Mercosur  como proceso de integración Subregional.

Creemos necesario determinar como se constituyó este proceso de integración, para poder entender mejor cuales fueron sus principios y libertades esenciales. A partir del 1º de enero de 1995, el proceso de integración del MERCOSUR tuvo tres etapas:

1º) Zona de libre comercio: es la primera etapa caracterizada por la eliminación de los derechos aduaneros y restricciones no arancelarias a la circulación de mercaderías originarias de los países que integran la zona.

2º) Unión Aduanera: una vez cumplido con lo propio para configurar la Zona de Libre comercio, la próxima etapa está dada por la existencia de un territorio aduanero único, lo que implica el establecimiento de un  arancel externo común, legislación aduanera uniforme, y el reparto de los derechos recaudados.

3º) Finalmente y como última instancia se llega a conformar un Mercado Común, caracterizado por la libre circulación de bienes, servicios, y otros factores productivos. Requiere, además, la adopción de políticas comerciales comunes con relación a 3ª Estados o grupos de Estados, y la coordinación de las políticas macroeconómicas y sectoriales así como la armonización de las legislaciones de los Estados miembros.

Conforme a lo establecido en el art. 1º del Tratado de Asunción, el objetivo era lograr alcanzar la conformación de un Mercado Común al 31/12/1994. Sin embargo, a partir del 01/01/1995 el MERCOSUR puede encuadrarse dentro de la figura de una Unión Aduanera incompleta, debido a la subsistencia de excepciones nacionales a la aplicación del arancel externo común. Cabe destacar, además, que ni siquiera fueron completados en su totalidad los requisitos para lograr alcanzar una Zona de libre comercio, debido a que la eliminación de los derechos aduaneros  para los productos de los países miembros, no abarca la totalidad del universo arancelario.

 Podemos afirmar que el esquema adoptado por el Tratado de Asunción para instituir un mercado común es, reconocidamente, un modelo abierto. Entre sus principios pueden ser citados los de la gradualidad y la flexibilidad. Esa circunstancia ha sido objeto de críticas. Más aún cuando se confronta con el modelo de la Comunidad Europea. Se ha dicho que el Tratado no prevé ningún instrumento para la realización de las políticas de armonización. Es preciso tener presente que el proceso de armonización no se identifica con la idea de unificación. La armonización busca disminuir las diferencias básicas existentes entre las distintas legislaciones. Se trata, en definitiva, de alcanzar un determinado equilibrio entre las disposiciones jurídicas relativas a una determinada materia.

De lo expuesto se esboza a modo de conclusión que, el Tratado de Asunción adoptó una forma criticada por su imprecisión y vaguedad. En verdad, esta circunstancia derivó de un gran sentido de realismo de las partes contratantes. Entre los temas debatidos se inserta el de la falta de medios para la planeada armonización. La falta de un modus operandi puede, colaborar para el atraso de ese proceso. Ello nos lleva a reflexionar y evidenciar la necesidad  de implantar una armonización legislativa en sectores jurídicos del Derecho Privado de América Latina. No se debe limitar el MERCOSUR a aspectos puramente jurídico-económicos, no hay razón para olvidar que el Derecho también es un factor de unidad socio-cultural.

   

 VIII.COLOFON

 

El ALCA es un acuerdo de comercio que busca la libre circulación de bienes y capitales, siguiendo en gran medida las pautas de la Organización Mundial de Comercio. Por eso consideramos, que la pieza central de la estrategia de integración regional y de inserción en el mundo de Argentina, debe arrancar desde el MERCOSUR, con un orden jurídico comunitario que atienda tanto a la comunidad MERCOSUR como a los Estados Partes.-

Se debe armonizar la protección al consumidor, el ejercicio de las profesiones liberales, las obligaciones, la distribución comercial, etc. No por ideal deja de ser el sistema menos posibles- BIENVENIDOS LOS IDEALES.-

 



( Trataremos más adelante las causas de dicha crisis.

[1] O’ Connors, James: Estado y capitalismo en la sociedad norteamericana, Ed. Periferia, Bs. As., 1973, p. 176.

Estimado colega periodista: si va a utilizar parte esta nota o del fallo adjunto como "inspiración" para su producción, por favor cítenos como fuente incluyendo el link activo a http://www.diariojudicial.com. Si se trata de una nota firmada, no omita el nombre del autor. Muchas gracias.

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