1. EXTRACTO:
Con la finalización de la "guerra fría" en la década de los 90´ y los atentados del 11 de Septiembre de 2001 salieron a la luz otras formas de riesgos y amenazas para intereses nacionales considerados vitales que, aunque siempre latentes, habían permanecido sofocadas por la bipolaridad.
Las ambiciones hegemónicas de los EE. UU. los han aprovechado para traer agua a su molino, invocando la impotencia de algunos estados para neutralizar tales riesgos y amenazas, justificando así intervenciones solapadas, aun con empleo pleno del factor militar además del político y económico, bajo el amparo del argumento de que ven amenazados sus intereses vitales por el "efecto derrame" que ellos producen.
La diplomacia de los integrantes del MERCOSUR (espacio subregional dentro del espacio regional SUDAMERICANO), debe encontrar intereses comunes que permitan elaborar políticas de defensa también comunes, aptas para enfrentar estos peligros no de manera unilateral y débil sino mostrándose como un bloque homogéneo en su accionar y sólido en las soluciones eficazmente construidas.
Los acuerdos multilaterales, por el principio de sinergia, brindan mejores oportunidades que los bilaterales a los fines del diseño de una política común de defensa. Sólo falta un poco de buena voluntad y predisposición para dejar de lado deseos hegemónicos y de liderazgo sobre los restantes integrantes del área, deseos que actualmente apuntan más a aspectos económicos que a apetitos territoriales.
2. GLOSARIO
·
Interés: "Es
la fuerza basada en la motivación de la autopreservación y la automejora"
(Hirschman, A.O.: "The concept of interest: from euphemism to
tautology", año 1986)
·
Intereses nacionales: Adquieren esta categoría los
intereses comunes que la gran mayoría
de la población acepta como condicionantes de sus comportamientos para
satisfacer necesidades y alcanzar el
bienestar general.
·
Intereses vitales: Son aquellos vinculados con la subsistencia del Estado, perennes e
irrenunciables (integridad territorial, soberanía, independencia, etc.). Afectan sensiblemente a la Nación y a
su población. Son inmutables.
·
Intereses estratégicos: Inciden en el logro de los intereses nacionales, tienen también
carácter de fines pero de menor prelación a los intereses vitales (integración
regional, preservación del medio ambiente, crecimiento científico -
tecnológico, etc)
·
Objetivos nacionales: No representan sinónimos de intereses
nacionales, ya que éstos "constituyen un conjunto ideal de propósitos
que una nación ha buscado a lo largo del tiempo y que debe realizar en el
futuro, para satisfacer necesidades de diversa índole del grupo social que la
conforma. En tanto que el objetivo
es la meta en que se traduce determinado interés
nacional. La fijación de los objetivos
es tarea del gobernante, el que previamente debe pasar por un proceso de
identificación e interpretación de los intereses
de la Nación " (SALINAS REYDET, Alvaro: "Los intereses
nacionales", www.revistamarina.cl/revistas/1995/2/salinas.pdf)
·
Riesgo: Es la
eventualidad ajena a la voluntad de un oponente, de que se produzca un
daño a los intereses nacionales (p.
ej. el deterioro ambiental es daño colateral, no existe intención de
provocarlo)
·
Amenazas: Situaciones
internas y/o externas que atentan contra los intereses vitales. Representan
también la eventualidad de un daño a los intereses nacionales pero obra de la
voluntad del adversario.
·
Seguridad: "Situación
en la que un Estado se considera resguardado contra agresiones militares,
presiones políticas o coerciones económicas, obteniendo con ello libertad de
acción para proseguir con su propio desarrollo y progreso" (Departamento
para Asuntos de Desarme de la ONU, Informe del Secretario General, cap. V, año
1986). Consiste en una situación
deseada o dada que podrá o no ser alcanzada por un Estado; es un objetivo a
alcanzar y mantener.
·
Defensa: Son las
acciones y los medios a disposición del Estado para alcanzar la seguridad en
casos particularmente determinados.
3. LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
Volviendo a los objetivos
nacionales ya conceptualizados, vemos que ellos son alcanzados mediante la
aplicación de políticas públicas. Una política pública deviene en política
de estado cuando satisface ciertos requerimientos que la tornan reconocible
como tal:
Ø
El consenso que despierta;
Ø
La legitimidad que exhibe;
Ø
Su continuidad en el tiempo.
Vale decir que lo es cuando los actores sociales la reconocen como compartible por ser concordada. Ha sido incorporada dentro de la agenda pública, o sea de aquello que es objeto de debate dentro de la comunidad en los distintos ámbitos relevantes con validez institucional (prensa, parlamento, mundo académico, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, etc.). Cuenta por consiguiente con el indispensable soporte social por haber existido adhesión dentro del seno de la sociedad sobre los problemas - demandas - que tornaron exigible su implementación, su aptitud futura para solucionarlos y la legitimidad y competencia de los órganos que la sancionaron.
Son algunos ejemplos de políticas públicas que
pueden ser políticas de estado:
ü
De defensa;
ü
De seguridad social;
ü
Monetaria y crediticia;
ü
De recursos naturales;
ü
De población;
ü
etc. etc. etc.
Las políticas de defensa obedecen generalmente a la
necesidad que tiene el factor político del poder nacional de cumplir con un mandato constitucional
("proveer a la defensa común"
reza el preámbulo de la Constitución Nacional). Por lo tanto en él reside
su justificación, y no en la existencia de un enemigo cierto o eventual.
Por ello la defensa
nacional es conceptualizada como
un conjunto de medios materiales,
humanos y morales que una Nación puede oponer a las amenazas en contra de sus intereses nacionales, siendo su propósito alcanzar una
condición de seguridad libre de interferencias exteriores.
Comprende la acción integrada y coordinada de todos
los factores que conforman el poder de
una Nación (factor político, factor económico y factor militar) para superar
determinados conflictos. Por ello su
acepción es amplia, extensiva a
enfrentar cualquier tipo de conflicto, tanto aquellos cuya solución depende del
empleo preeminente del factor militar como de cualquiera de los
otros dos.
4. SEGURIDAD COOPERATIVA Y DEFENSA EN EL MERCOSUR
Dentro del nuevo orden mundial puede considerarse
que existen dos grandes factores generadores de conflictos que requieren
medidas de defensa adecuadas y que sólo pueden ser alcanzadas mediante el
esfuerzo aunado en la cooperación:
1.
La disputa por los recursos naturales considerados estratégicos
por la potencia hegemónica y todo el G-7 (v.g. petróleo fundamentalmente, agua
en un futuro ya muy cercano)
2.
La pretensión de los EE. UU.
de llevar las medidas tendientes a garantizar su seguridad nacional más allá de
sus fronteras, que lo ha convertido en un nuevo “perturbador” de la escena internacional.
Con el fin de la “guerra fría” la
situación estratégica del Atlántico Sur parece haber perdido interés. En estos
momentos los grandes conflictos transnacionales se desarrollan en el hemisferio
norte (Palestina, Afganistán, Irak, el aparentemente finalizado enfrentamiento
étnico en los Balcanes), pero no por ello debe perderse de vista que los
abundantes recursos naturales de los que dispone la región Sudamericana pueden atraer las ambiciones
de las potencias hacia ella.
Es necesario que la diplomacia de la región elabore pautas para la creación de un
espacio donde se discutan y elaboren
verdaderas medidas de defensa
cooperativa.
A comienzos de la década de los años 90´ la “guerra del golfo”, encarada bajo la
apariencia de la defensa de Kuwait pareció afirmar el papel de las Naciones Unidas como el organismo adecuado para llevar adelante un sistema de
seguridad internacional.
Posteriormente dicho papel quedó desplazado ante el conflicto de los
Balcanes, pasando a cobrar importancia el rol desempeñado por la OTAN.
La nueva “doctrina de la seguridad internacional” enarbolada por el gobierno republicano y su pretendido derecho de
injerencia en los asuntos de otros estados
aún llegando al uso solapado de la fuerza militar, se muestra como una forma de amenaza más
para la soberanía de los países
poseedores de recursos considerados estratégicos por la potencia hegemónica.
América debe superar viejos recelos entre países
vecinos, los que han llevado a la
formulación de políticas unilaterales
de defensa considerando casi exclusivamente hipótesis de conflicto basadas en la defensa territorial para enfrentar sentimientos expansionistas de sus vecinos (Perú – Ecuador;
Argentina – Chile; Argentina – Brasil; Chile – Bolivia; Chile – Perú).
De esta manera fue que las medidas llevadas a cabo
no pasaron de ser meros entendimientos, a veces sobreentendidos, de alianzas
bilaterales (en un conflicto Argentina – Chile se daba por supuesto el apoyo de
Perú y Bolivia; En caso de conflicto entre Argentina – Brasil el apoyo de Chile
a este último se daba por descontado; Argentina no permaneció neutral en la
guerra del Chaco Paraguayo)
El fenómeno de la globalización ha creado
también una nueva forma de interdependencia entre los actores de la escena
internacional, la cual dificulta el delinear el límite entre los intereses
comunes y los propios de cada país, interdependencia que es más económica antes
que cultural, social o militar.
Una exagerada óptica geopolítica de las relaciones
bilaterales entre los países más importantes del área, Argentina y Brasil, “llevaba a percibir cada ventaja geográfica
adquirida por uno de ellos como una pérdida para el otro” (MILLER, Carina J.:
“Influencia sin Poder”, 1a. edición, Grupo Editor Latinoamericano S. R. L., Bs.
Aires, año 2000, pág. 53).
Ambos países no deben flaquear en sus voluntades
políticas de integración al amparo del MERCOSUR, frente a la vocación
hegemónica de los EE. UU. que busca
cristalizarse y consolidarse en el área por medio del ALCA.
"Desde septiembre de 2001 la doctrina del
ataque preventivo supera la doctrina de la defensa general, lo cual guarda
relación con una premisa apuntada antes por Francis Fukuyama: Los
norteamericanos tienden a no reconocer otra fuente de legitimidad democrática
superior al Estado-Nación" (ELÍAS, Jorge: "La Nación", 2/
Noviembre/ 2003, pág. 6)
La política exterior norteamericana es agresiva y
francamente intervencionista bajo la excusa de mantener una guerra frontal
contra el terrorismo que constituyó su principal doctrina.
Hacia el mes de
Septiembre de 2002 el presidente George Bush hizo entrega al Congreso de
un informe titulado "La estrategia de seguridad nacional de Estados
Unidos", expresando que los conceptos tradicionales de disuasión no son
aptos para combatir al terrorismo, por
lo que le quedaba reservado el derecho
de actuar unilateralmente, aún sobre territorios de otros países, con el empleo del poder militar a pesar de
que sus aliados y la ONU estuvieran en
desacuerdo.
"El terrorismo en Colombia, las actividades de
extremistas en la frontera de Paraguay, Argentina y Brasil y el tráfico de
armas y drogas desde América del Sur a Tijuana son amenazas para Estados
Unidos, afirmó el senador demócrata Zell Miller. El lunes, Francis Taylor,
coordinador de contraterrorismo del Departamento de Estado, admitió por primera
vez, que podía utilizar la fuerza contra las organizaciones insurgentes y los
paramilitares en territorio colombiano. En la campaña contra el terrorismo,
dijo, serán usados todos los elementos de que dispone Estados Unidos,
incluyendo, donde sea apropiado como estamos haciendo en Afganistán, el uso de
la fuerza militar." ("Clarín, 19/ Octubre/ 2001, pág. 42)
La
existencia de "estados fallidos" y/o "simpatizantes con
organizaciones terroristas o delictivas" y/o "que sirvan de base para
sus operaciones" (efecto derrame) brinda a los EE. UU. el buscado
argumento para intervenir militarmente, bombardeando u ocupando todo o parte de
sus territorios.
El TIAR ya no reviste utilidad alguna. Los acuerdos
bilaterales ya vimos que sólo forjaban alianzas para actuar ante hipótesis de
conflictos limítrofes.
El MERCOSUR ha sido declarado “zona de paz”,
quedando incluido en tal declaración el compromiso de transparentar e intercambiar información atinente a las
políticas de defensa nacional orquestadas por cada uno de sus miembros. Es
así que han sido instrumentadas las
llamadas Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad, en cuyas
previsiones entran tópicos tales como la prevención de crisis, el balance entre
sus fuerzas armadas, el desarme y la implementación de “Medidas de Confianza
Mutua” (p. ej. ejercicios combinados y conjuntos entre sus fuerzas armadas)
Los acuerdos multilaterales, instrumentando verdaderas
medidas de defensa cooperativa son los que permitirán el fortalecimiento de los
integrantes del bloque y los mostrarán debidamente capacitados para enfrentar
al terrorismo internacional, al tráfico de armas y drogas y a la explotación
ilegal de recursos naturales que también erosiona al medio ambiente. Reiteramos que la intervención de cualquiera
de las potencias desarrolladas, llevada a cabo
bajo el pretexto de ayudar a combatir
estos peligros, no es más que un
tiro por elevación para intervenir
directamente en los destinos de
los países afectados.