El abogado de Miller, que presentará la apelación de inmediato, señaló que la periodista ni siquiera había escrito un artículo sobre el caso Plame, y sólo había reunido material para escribirlo. Por su parte, su defendida declaró que "realmente es para asustarse cuando se puede enviar a prisión a los periodistas porque hacen su trabajo de manera eficaz".
El caso se remonta a junio de 2003 cuando el columnista Robert Novak publicó en el diario “The Washington Post” un artículo basado en fuentes oficiales pero anónimas, en el que identificaba como agente encubierta de la Agencia Central de Información (CIA) a Valerie Plame. La investigación judicial trata de esclarecer quién filtró el nombre de la agente al periodista, que fue el primero en difundirlo, y a otros colegas.
El caso ha reavivado el debate en torno a la protección de las fuentes de la prensa, sobre todo después de que el 6 de agosto el juez federal Thomas F. Hogan decretase prisión para Matthew Cooper, reportero del semanario Time, por "desacato al tribunal" al no responder a una citación judicial en este caso.
Time, que apoya a su empleado, ha sido condenado a pagar mil dólares (820 euros) de multa diarios, durante todo el tiempo que el periodista mantenga su negativa. Tanto Matthew Cooper como la revista han apelado, por lo que ambas decisiones han quedado en suspenso.
El origen de la filtración, que varios medios han situado en la Casa Blanca, se produjo después de que el marido de Plame, el diplomático Joseph C.Wilson, publicase un artículo afirmando que el discurso del Estado de la Unión de 2003 de George W.Bush estaba repleto de información de inteligencia falsa con el fin de exagerar la amenaza de Irak.
En Estados Unidos es un delito federal la revelación de la identidad de agentes secretos. Novak, un columnista conservador y bien relacionado con la Casa Blanca, se ha negado a revelar quién le dio la información sobre Plame.