"Yo te ofrezco protección, ese era el código que utilizaban ellos" fue la frase que disparó ante los camaristas Julio Reboredo y Leopoldo Schiffrin y que atribuyó a testigos que pudieron recuperar su libertadtrás su paso por ese centro de detención.
"Como mi hermana no accedía a los pedidos de ellos, entonces su esposo, Ricardo Moya, recibía cadenazos", señaló la testigo.
Crespo señaló que el caso de desaparición de su hermana, su cuñado y dos amigos de estos no fue incluido en el informe "Nunca Más" de la Conadep, por que esa comisión "sólo eligió setecientos casos dejando afuera esta denuncia y otras más".
La compareciente señaló que por estas desapariciones, ocurridas en febrero de 1978 en un domicilio de Capital Federal situado en Terrada y César Díaz, se cursaron cartas al por entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy, el Comandante del primer cuerpo de Ejercito, Guillermo Suárez Mason y al presidente Jorge Rafael Videla.
Según narró en su testimonio, este último le manifestó en una carta su "comprensión como jefe de estado por la angustia que pasa por estos momentos" y le informó en la misiva que los hoy desaparecidos "no se encuentran detenidos y se hacen las averiguaciones de paradero correspondientes".