En esa comunicación se daba cuenta de la presencia de un aviador comercial iraní, quien denunció en la delegación diplomática que en el atentado cometido el 18 de julio de 1994 había intervenido Brat Alí Badesh Abadi, vinculado con el gobierno de su país. El cable había sido enviado por el encargado de Negocios de la embajada argentina en Iran, Antonio Martín Rivarola, debido a que el embajador Mario Quadri Castillo se encontraba en Buenos Aires, en consulta cuando se habían tensado las relaciones entre los gobiernos de ambos paises.
Según explicó la abogada de la DAIA Marta Nercellas, durante la audiencia llevada a cabo en el despacho de Galeano, Petrella dijo desconocer cuál fue la respuesta de la Cancillería al pedido de instrucciones solicitado por Rivarola, y si las mismas le fueron remitidas, ya que, a su entender, se trataba de un testigo importante cuya vida corría peligro, ya que había solicitado “protección para él y su familia”.
Petrella, por otra parte, dijo desconocer un segundo cable del 24 de octubre de ese mismo año remitido desde la embajada argentina en Damasco, referido al viaje a Tunez de un ex oficial del ejército sirio, que había sido costeado por la SIDE, obtener información referida al atentado terrorista .
Según Nercellas, se hace necesaria la convocatoria a Menem y Di Tella, ya que Petrella dejó sentado que por la trascendencia del contenido de los cables la cuestión se debió “haber tratado al más alto nivel”, y “el más alto nivel era el Poder Ejecutivo”.Por otra parte, y ante una consulta respecto de quién debió haber sido el encargado de informar a la Justicia sobre la existencia de esos cables y de la investigación que se hubiera realizado en relación con los mismos, el ex vicecanciller manifestó “que debería haber llegado a través de la asesoría jurídica y el gabinete del canciller”, cuyo jefe era Roberto Dalton, ya fallecido.
Por otra parte, Petrella sostuvo que la comunicación de la novedad a Di Tella se produjo cuando el ex canciller se encontraba de gira por los Estados Unidos buscando la colaboración internacional para la investigación del atentado, y que el resultado de ese pedido a las autoridades norteamericanas había sido el de una colaboración “muy tibia”.
También deslindó responsabilidades cuando se lo consultó sobre el trámite que se le daba en el ministerio de Relaciones Exteriores a los cables recibidos de la representaciones diplomáticas en el exterior, y en el caso puntual de los que ahora están siendo objeto de investigación dijo que los mismos eran también cursados a la dirección de Africa del Norte y Oriente Medio, a cargo de Gustavo Alberto Urrutia, quien también declaró en las últimas semanas.
Galeano recibió desde fines de 1999 los cables remitidos a la Cancillería en los meses posteriores al atentado, donde se daba cuenta de la situación en Medio Oriente, pero en los últimos seis meses el gobierno le giró cables que habían permanecido en secreto y cuya transcripción revela, en el caso puntual del investigado, la presunta intervención de funcionarios iraníes.