Robert Goldman
Ex Miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Luego de tres años, el profesor Robert Goldman, un norteamericano enamorado de la Argentina, volvió hace pocos días a nuestro país para participar de la audiencia pública que realizó el “Panel de Juristas Prestigiosos”, un grupo de siete juristas que recorren todo el mundo escuchando y analizando la situación de los derechos humanos y del terrorismo en el mundo. Contento por estar nuevamente en nuestro país, donde tiene muchos amigos (fue relator de la Comisión Interamericana para la Argentina durante varios años), pero cansado por “las costumbres argentinas” (el día anterior se había acostado tarde luego de cenar con un grupo de amigos), Robert Goldman recibió a Diariojudicial.com en el lobby de un hotel céntrico (la entrevista se hizo antes de las elecciones en EE.UU). En una charla de poco más de 40 minutos, el ex presidente de la CIDH destacó la política de derechos humanos encarada por el presidente Kirchner, la figura del canciller Jorge Taiana y la investigación que lleva adelante el ministro de Seguridad bonaerense Carlos Arslanian por la desaparición del testigo Jorge López. “Yo no sé lo que pasó, no estoy tan enterado, pero yo no dudo del compromiso que tiene la gobernación y el ministro Arslanian de hacer todo lo posible para esclarecer (el hecho)”, dijo. Además, recordó detalles del procedimiento utilizado para acceder a la Corte y a la Comisión Interamericana, y destacó las “calidades jurídicas” de los argentinos. “La fama de la Comisión en este país es muy alta”, reconoció.
Dju: ¿Qué conclusiones hace de las audiencias públicas que se desarrollaron esta semana en la Facultad de Derecho de la UBA?¿Qué evaluación hace de ese encuentro?
Robert Goldman: Para mi no hay gran sorpresa, yo trabajé mucho con las víctimas de la represión tanto en Uruguay, como en la Argentina y Chile, estuve bastante enterado como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Lo que para mí es interesante es que esta es una región del mundo donde se sabe lo que se perdió durante los gobiernos de facto. Y con la restauración de la democracia ha habido una gran lucha para la verdad y la justicia. Es interesante porque cuando se ve lo que hizo la dictadura con la doctrina de la seguridad nacional, algunos países han podido salir de una manera más limpia que otros. Por ejemplo, la Argentina con la derrota de las Malvinas, creo condiciones para desacreditar totalmente a los militares, condujo a un repudio total: creó condiciones para anular la auto amnistía, procesar a los militares, crear condiciones de reparación. Esto contrasta sumamente con la situación de Chile, y hasta cierto punto con Uruguay y Brasil, en donde no hubo derrotas, se pactó la transición. En Chile están juzgando con la misma Constitución, que subordina todo a la noción de seguridad nacional. Se están utilizando todavía las leyes de la dictadura sobre el terrorismo para procesar a la protesta social y a los mapuches. Entonces se ven unas diferencias. También se ve, en todos lo países, un repudio total de la noción de que podía haber políticas en contra del gobierno, que pueden atentar contra los derechos básicos y si va a hacer una lucha contra el terrorismo jamás se puede hacerlo con la noción de que para hacer un omelet, hay que romper los huevos. Por lo que hemos escuchado, no hay una gran amenaza terrorista, no hay problemas internos en los países de esta parte de la región, y que no van a permitir jamás que esto se repita.
¿Cómo ve el panorama en materia de derechos humanos y dentro de ese panorama la desaparición de Jorge Julio López?
El canciller Jorge Taiana es un hombre que sufrió en carne propia, estuvo preso, es coherente y su cometido personal de los derechos humanos ni se puede dudar. Tiene excelente gente que trabaja con él, y el presidente Kirchner lo mismo, entonces yo creo que la política es una política coherente. Se está investigando. Yo conozco muy de cerca a Carlos Arslanian, he trabajado durante muchos años con él. Se ha investigado y sigue investigando. Que van a haber cosas así que van a pasar, puede ser, pero esto podría haber pasado también en los Estados Unidos, entonces yo creo que hay que ponerlo en su contexto (lo de López). El Gobierno está tomándolo en serio. Yo no sé lo que pasó, no estoy tan enterado, pero yo no dudo del compromiso que tiene la gobernación y el ministro Arslanian de hacer todo lo posible para esclarecer (el hecho).
¿Usted cree que este hecho puede perjudicar el resto de las causas abiertas?
No. No creo. Yo no conozco la información que (López) puede haber suministrado, pero yo conozco a los argentinos. Hay un compromiso del gobierno de llevar a cabo el proceso, y obviamente la gente que ha sido víctima del proceso no van a aflojar. Es un país de los más valientes, desde las Madres, la Abuelas, que en plena dictadura corrían el riesgo de perder la vida. Yo creo que las ONG y las víctimas van a redoblar el esfuerzo.
Ya hay un caso en la Corte por el tema de los indultos.¿Cómo ve dentro de este contexto esa posibilidad de que los indultos sean declarados inconstitucionales?
Difícil de opinar. En primer lugar, hasta el momento no he visto los argumentos jurídicos para atacarlo. Hay que entender que hay una diferencia entre una amnistía y un indulto. Una amnistía es el olvido, no hay crimen, no hay responsabilidad penal; cuando se hace un indulto no tiene los mismos efectos, la persona ha sido condenada por crimen o crímenes. Y el indulto es un tipo de perdón, no olvido. Los casos que han llegado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hasta el momento, solamente han tratado las amnistías, jamás un indulto de esta manera, entonces desde el punto de vista de Derecho Internacional Público, puede haber algo que no anda bien, políticamente y jurídicamente en el orden interno, pero quizás no viola un tratado. Para mí, yo no voy a opinar porque no tengo toda la información, pero hay que mantener una distinción: obviamente un perdón puede ser como amnistía, si una persona comente un crimen de lesa humanidad y lo condenan a 30 años, y después de una año o dos años consigue un indulto, esto tiene un mal olor. Trato de ser un jurista cuidadoso y no he podido evaluar los argumentos pero obviamente la Corte Suprema de un momento a otro va a fallar.
Seguramente en estos días habrá estado hablando con el juez Zaffaroni sobre la justicia argentina.¿Cómo vio, a la distancia, el proceso de renovación de la Corte Suprema?
Cuando yo estuve como miembro de la Comisión hubo casos de todo tipo que indicaban que realmente hubo problemas con la justicia, pero sobre todo a nivel provincial, porque hay viejos caciques como pasó con los Juárez en Santiago del Estero. Cada vez que se cambia presidente se renueva la corte constitucional o la Suprema Corte, esto es malo. El más alto tribunal no debe obedecer a quien está mandando en Roma. Yo no estoy realmente en condición de rendir una opinión sobre el trabajo interno de los ex jueces de la Corte, yo se que ha habido decisiones importantes y que son realmente muy ilustrados, pero cuando se trata del oficialismo del momento no eran tan buenos. Yo conozco a algunos de los miembros de la Corte, les tengo gran respeto y estoy seguro que está andando por un buen camino en este momento.
Tiendo en cuenta su pasado en la CIDH, ¿cómo evalúa el cumplimiento de los principios de la Convención Interamericana por parte de los estados miembros?
En general, en comparación con el período de los 70, cuando varios países estaban bajo dictaduras, no ha habido políticas de los gobiernos para violar a los derechos humanos, salvo el problema severo en Cuba, donde no hay libertades políticas, y hemos tenido situaciones muy preocupantes durante mi época con Fujimori, que realmente hizo un autogolpe y tuvo escuadrones de la muerte. La gran mayoría de los países no violan los derechos humanos, pero hay mucha herencia mala del pasado. Además, hay una debilidad generalizada en el Poder Judicial, pero esto es una cosa histórica en América Latina de una herencia española.
¿Cómo se hace para que las clases pobres también puedan acceder a los organismos internacionales?
Saben como litigar acá, son muy litigiosos. Yo he visto que los grupos de derechos humanos patrocinan los casos de la gente indígena, de los mapuches, de los wichi, de los humildes. Además, en la argentina la educación jurídica es muy alta. Yo he recorrido mucho, estuve en facultades, en Tucumán, en Mendoza, en otras de las provincias, en La Plata, aquí en la Ciudad de Buenos Aires, en la UBA y se enseña, esto es parte de la realidad nacional: conocer el derecho de los derechos humanos y los procedimientos.
Entonces, ¿jurídicamente Argentina está un paso por encima del resto de los países de Latinoamérica?
Sí, en términos de conocer el sistema y utilizar el sistema: tienen más denuncias. La fama de la Comisión en este país es muy alta, debido a la visita hace 27 años y después del informe de la Comisión en la década del 80. Esto estableció una credibilidad para esta Comisión. Yo he leído los diarios acá , cualquiera que pierde un caso dice “¡me voy a la Comisión!”.
Sería bueno recordar algunos de los requisitos para que una petición llegue efectivamente a la Comisión….
Hay que agotar los recursos de la jurisdicción interna. El deber de adecuar la ley y hacer los derechos vigentes, y suministrar remedios internos, es para el Estado. Entonces, solamente cuando fracasa y no se puede conseguir la justicia, o se retarda la justicia, es que se puede marchar, pero si el sistema funciona bien, hay que esperar hasta que se agoten los recursos y depende de que se trate el caso. Si se trata de una desaparición, lo único que se tiene que hacer es hacer es un hábeas corpus, si no funciona, se podría ir a la Comisión. Pero si por ejemplo usted quiere impugnar una ley, se tiene que esperar hasta que la Corte Suprema de la Nación se pronuncie.
En los años que usted estuvo en el organismo, ¿llegaban muchos casos que no podían ser tratados por la Comisión?
Si yo tengo acceso a la jurisdicción interna, si yo puedo litigar y yo litigo y puedo ejercer plenamente mis derechos y la Corte falla en contra, yo no puedo después decir “me voy a la Comisión”, porque quisiera relitigar, porque ni la Convención ni la Corte son una Corte de alzada, no es una cuarta instancia. La Corte de los Estados Unidos, uno de los países mas democráticos, falla mal a veces, pero no quiere decir que se hayan violado los derechos humanos, es un mal fallo, simplemente.
¿Como ciudadano norteamericano, usted cree que el presidente Bush está perdiendo la guerra contra el terrorismo?
A ver yo no tenía ningún problema con la acción militar contra Afganistán, porque francamente fue una cosa que fue autorizada por una resolución del Consejo de Seguridad, pero surgieron muchos problemas luego de que se confundió el terrorismo con la guerra. La lucha contra el terrorismo tiene que ser algo compartido por la comunidad de naciones, tiene que ser un objetivo que quizás requiera la acción militar, pero en la gran mayoría de los casos la acción militar es contraproducente. Entonces yo creo que muchas de las políticas han sido muy contraproducentes y han conducido no a mejorar la situación, sino a empeorarla. Hay ciertas personas en mi país, incluyendo algunas en el gobierno que creen que el respeto a los derechos humanos es un impedimento o un obstáculo. Dicen que los fines justifican los medios y nos han conducido a desastres como la situación en Guantánamo, que realmente para el enemigo es puro oro. El pueblo han indicado que estamos en más peligro, no menos, no ha mejorado la situación, ha empeorado. Y por eso el Presidente tiene una tasa de aprobación pésima. La gente no acepta ahora que la guerra en Irak es parte de la guerra contra el terrorismo. Entonces yo discrepo con la noción que la solución para enfrentar el problema es una solución militar. No lo es y no podrá serlo. (el reportaje fue grabado antes de las elecciones en Estados Unidos).